Tras pasar a la segunda ronda del US Open, se le preguntó a Serena Williams si su victoria inicial había respondido a cualquier duda que pudiera tener sobre su capacidad para competir a la edad de casi 41 años.
«No creo que tenga ninguna duda», dijo. Y nosotros tampoco. Serena Williams ha dejado claro que en su último baile viene en serio. Williams derrotó a la número 2 del mundo, Anett Kontaveit, por 7-6(4), 2-6 y 6-2, el miércoles por la noche ante otro récord de público en el estadio Arthur Ashe.
De nuevo, ante el último partido de individuales de su gloriosa carrera, se movió mejor y jugó más libre que en sus últimos compromisos. Por segundo partido consecutivo, la oponente de Williams parecía más desconcertada que ella por las trascendentales circunstancias, especialmente en los momentos críticos.
Después de las altas emociones del espectáculo de la noche de apertura, se mostró más serena y consistente contra una jugadora mucho mejor clasificada, 78 puestos por encima.
Gana Serena y la euforia en Nueva York. Un chute a lo grande. Los espectadores se ponen en pie y el silencio sepulcral que preside los peloteos desemboca en el estallido del volcán.
Esto es Nueva York, esto es Flushing Meadows y aquí no se escatima; ahora bien, juega Williams y eso significa que cambian los códigos. Así suena la banda sonora de otra montaña rusa emocional.
Y Serena sigue sumando victorias a su registro en el Abierto de Estados Unidos: 108 victorias y 14 derrotas (89%). Este es su último baile y quiere irse por todo lo alto.
Le espera en tercera ronda Tomljanovic.
El Universal
