Un total de 664 personas fueron acusadas en diversos grados por su participación en el asalto mortal contra el Capitolio, según el Programa de Investigación sobre Extremismo de la Universidad George Washington
A 41 meses de prisión fue sentenciado este miércoles Jacob Chansley, 34 años, seguidor de Donald Trump autoproclamado «chamán», cuyo pecho desnudo y tocado de piel con cuernos lo convirtieron en el rostro del asalto del pasado 6 de enero contra el Capitolio de Estados Unidos.
La fiscalía reclamaba más de cuatro años de cárcel para Chansley, quien se había declarado culpable en septiembre de invadir la sede del Congreso junto a centenares de partidarios de Trump para impedir que los legisladores certificaran la victoria del Joe Biden en las elecciones presidenciales, mencionó AFP.
Chansley «se convirtió en la imagen» de ese día de caos que sacudió la democracia estadounidense, dijo el juez Royce Lamberth al pronunciar la sentencia.
«Lo que usted hizo es terrible», agregó, sin dejar de tener en cuenta los «remordimientos» manifestados por el imputado.
Este mismo miércoles Steve Bannon, un aliado cercano de Trump, se declaró inocente de cargos de «obstrucción de los poderes de investigación del Congreso» sobre el ataque al Capitolio.
El exasesor de 67 años es procesado por negarse a testificar y presentar documentos al comité especial de la Cámara de Representantes que investiga el papel del expresidente republicano en los hechos de comienzos de año. Se enfrenta a entre 30 días y un año de prisión por cada uno de los dos cargos en su contra.
Chansley, quien adhiere a las teorías conspirativas de QAnon, ingresó el 6 de enero armado con una lanza y el torso desnudo a la sede del Senado, se sentó en la silla reservada para el vicepresidente Mike Pence y dejó una nota que decía: «¡Es sólo cuestión de tiempo, se acerca la justicia!»
Originario de Phoenix, Arizona, el «chamán» fue arrestado unos días después del incidente y ha estado detenido durante diez meses.
En septiembre se declaró culpable de obstruir un acto oficial ante un tribunal federal en Washington.
El 10 de noviembre la fiscalía reclamó 51 meses de prisión, lo que habría sido la sentencia más severa dictada contra un participante en el asalto del 6 de enero, a pesar de que se retiraron los cargos de violencia.
«Te equivocaste feo»
Este fallo, de todas maneras severo, «será suficiente para disuadir para siempre cualquier acto delictivo de este tipo», dijo el miércoles la fiscal Kimberly Paschall.
«La justicia no se quedará de brazos cruzados mientras se ataca la transferencia pacífica del poder».
Para explicar la gravedad del caso, recordó que Jacob Chansley había publicado «mensajes mordaces» en las redes sociales contra «políticos corruptos y traidores en el gobierno» mucho antes de los hechos del 6 de enero.
«Si el acusado hubiera sido pacífico, no estaría aquí hoy», dijo.
«Una multitud que asalta el Capitolio con el objetivo de interrumpir las actividades de los parlamentarios no es pacífica, lleva a cabo una obstrucción criminal», explicó.
Hablando extensamente con el juez, Chansley afirmó que «no es un criminal peligroso» pero que sufre de «trastornos de personalidad» que quiere curar para convertirse en un «mejor hombre».
«No soy un hombre violento, ni un insurgente y ciertamente no soy un terrorista. Solo soy un buen hombre que violó la ley», explicó, asegurando creer «en la libertad, la ley y el orden, y la responsabilidad».
Sometido a un régimen de aislamiento en la cárcel, dijo que tuvo tiempo de mirarse en un espejo y decirse: «Amigo, realmente te equivocaste feo».
Antes del juicio, su abogado Albert Watkins había asegurado que Chansley había repudiado al movimiento QAnon y dijo que estaba «decepcionado» por Donald Trump.
Un total de 664 personas fueron acusadas en diversos grados por su participación en el asalto mortal contra el Capitolio, según el Programa de Investigación sobre Extremismo de la Universidad George Washington.
Cinco personas murieron durante el ataque o poco después, incluido un oficial de policía y una manifestante asesinada por un oficial dentro del edificio.
AFP