La empatía es la capacidad humana y animal de percibir afectivamente los mismos estímulos que otra persona en un escenario determinado, transponiendo la realidad e interpretando la situación como propia por un instante. Gracias a los vínculos empáticos, las distintas especies de animales y humanos han podido evolucionar y cuidar de los suyos y su descendencia. Para la neurociencia, se trata del sentimiento más importante en el ser humano, pues gracias al ser empático, llevamos con nosotros una disposición genética a sentir la misma tristeza, alegría o preocupación que nuestros similares, base para una sociedad cooperativa como fue el comunismo primitivo sobre el que se establecieron los primeros hombres.
De la misma forma que la empatía es un rasgo evolutivo deseable y presente en los individuos de una sociedad, la antipatía, capacidad opuesta de discernir entre personas y hacer un juicio a través de valores reales o imaginarios sobre lo desagradable e indiferente que parece una persona, es un sentimiento latente cuyo estudio es revisado constantemente en la sociedad científica. A pesar de que el estudio de estos procesos cognitivos está dando sus primeros pasos, es posible identificar ciertas señales que definen la antipatía entre un grupo de personas, éstas son las principales:
Tienen un lenguaje corporal esquivo
Un indicativo inequívoco para saber si eres agradable para una persona, es poner especial atención en sus movimientos, eso que no se expresa verbalmente, sino que delata los sentimientos reales y las intenciones de una persona. Mira fijamente a los ojos a la persona que creas que no le agradas cuando le hablas. Su lenguaje corporal es esquivo, sus ojos intentarán evadirte, mientras que el cuerpo se apoyará en dirección opuesta a ti.
Recibes pocas invitaciones
Todos en tu círculo social se enteran de que el fin de semana habrá una gran fiesta. Mientras el día se acerca, el tema se hace tendencia en las conversaciones casuales y poco a poco te suena cada vez más extraño. Cuando por fin decides investigar de qué se trata, descubres que la mayoría de las personas fueron invitadas, pero tú no. No preguntas explícitamente cuál fue la razón, pero intuyes que no te consideran como un invitado más.
Falta de compatibilidad en el humor
El humor es un detonante en cada relación humana, capaz de romper el hielo y entablar lazos de afinidad como ninguna otra expresión. Es normal que cuando acabas de conocer a alguien esa persona muestre una falta de compatibilidad en los chistes y comentarios graciosos de ambos, pero si después de un determinado tiempo la lógica se mantiene, se trata de un claro indicativo de que los valores, como la inteligencia, son diametralmente opuestos y su convivencia se dificultará en el mismo espacio.
Tienes una actividad reducida en redes sociales
A pesar de que tienes actividad en tus perfiles de las principales redes sociales, mantienes contacto únicamente con aquellos que consideras tus amigos. Ningún conocido o amigos de terceros te envía solicitudes de amistad y es muy posible que aunque lo hicieran, no los aceptarías.
Tienes poca vida social
Tu vida social se limita a eventos familiares y salidas solamente con tus amigos más cercanos; sin embargo, la situación no te hace sentir mal, ni siquiera te preocupa. La forma de ser de cualquier persona está fuertemente influenciada por su entorno, de forma que si te sientes feliz con un estilo de vida introvertido, únicamente preocupado por las relaciones reales e íntimas que se desarrollan a tu alrededor, no tienes por qué buscar otras experiencias con personas que ni siquiera son de tu interés. Científicamente, se trata de una escala de valores biológicos y sociales que tienes cubierta.
No congenian desde el primer momento
Según un estudio de la Psicología Social de la Universidad Pontificia de Salamanca, la primera impresión de una persona no se obtiene a través del diálogo, la vestimenta o la seguridad de sus movimientos. En realidad, se trata de una discriminación física, producto de un razonamiento biológico sobre los caracteres sexuales, reflejado tanto en las preferencias masculinas para preservar la especie como las femeninas para elegir una pareja y reproducirse. Más allá de los prejuicios raciales, se trata de una búsqueda constante de posibles parejas sexuales. Si te encuentras en último lugar, entonces el rechazo se hace patente.
Caerle mal a las personas no siempre es un indicativo de que estás haciendo las cosas mal. ¿Quién querría parecerse a esa enorme masa que se mueve impulsada por los fenómenos mediáticos del momento, que trata de parecer agradable con todo el mundo, exhalando falsedad, ocultando su verdadera cara todo el tiempo? La neurociencia investiga sobre los fenómenos que afectan los procesos mentales; sin embargo, es una necesidad actuar contra los prejuicios y la discriminación que parten de falsas creencias sobre la desigualdad de la sociedad.
Cultura Colectiva
Por Confirmado: Gabriella Garcés