Hay que ser honestas, la mayoría de nosotras no somos máquinas de orgasmos cada vez que tenemos sexo. Ya sea que nos cueste trabajo concentrarnos o él no lo hace muy, alcanzar el potencial de nuestros orgasmos no es tarea fácil
Y lo peor de todo es que el clímax puede verse afectado por tantas cosas, que es difícil identificar el verdadero problema. Pero ¿cómo podemos saber si la situación es más seria de lo que imaginamos?
• Te estresa: Si te preocupas por no poder llegar al orgasmo, no podrás llegar al clímax. Molesto, ¿no? Pasar mucho tiempo pensando en porqué no puedes llegar o qué estás haciendo mal, te hará sentir ansiosa y estresada. Y no sólo eso: ¡no podrás disfrutar nada!
• Lo finges: Entendemos que lo hagas con buenas intenciones, pero fingir tu orgasmo no le favorece a nadie. Y, si lo haces muy seguido, no te darás cuenta del por qué no estás consiguiendo la estimulación que necesitas. Si sexo no está dando lo necesario, es hora de que tengas una sesión con tus manos y clítoris. Así podrás saber lo que te gusta y decírselo a tu pareja.
• Te da pena: No debería haber vergüenza alguna en no poder llegar al orgasmo. Sabemos que no es lo más cómodo del mundo hablar del problema, pero si no lo haces, ¿cómo piensas solucionarlo? Hablar de tu falta de placer con tu pareja es el primer paso. El segundo es poner manos en acción, en todos los sentidos.
• Tienes sexo seguido, pero tu último orgasmo fue hace meses: Hay muchos factores que pueden afectar tu habilidad para llegar al orgasmo, pero te darás cuenta de que necesitas ayuda cuando no has podido llegar al clímax en meses, a pesar de que tienes sexo de manera regular. Entendemos que hayan problemas de vez en cuando, pero si tu caso ha durado bastante, es hora de consultar con un experto.
Por Andrea Bouchot
Eme de Mujer
