«Todo ser vivo conoce el miedo». Es la frase con la cual el protagonista de Las crónicas de Frankenstein se adentra en su aventura de pesquisas sobre abominables asesinatos de niños en la tenebrosa Londres de mediados del siglo XIX y que se conocerán por el canal A&E. El miedo al que se refiere el inspector John Marlott (Sean Bean) en respuesta a la inquisidora pregunta del Ministro del Interior británico Sir Robert Peel (Tom Ward) es a la humana necesidad de siempre desafiar a la naturaleza: el poder de dar vida o dar muerte. Este es el arco argumental que los realizadores de Las crónicas de Frankenstein proponen en su relato dramático que reinterpreta la paradoja del mito de Prometeo, planteada por Mary Shelley en su clásico literario Frankenstein.
Ahora el discurso se vale de grandes actuaciones, la narración televisiva y las bondades tecnológicas de CGI para ofrecer un thriller ficcional anclado en eventos y personajes de la Inglaterra pre-victoriana, tales como la propia escritora Shelley, el ilustrador William Blake y el fabulador Charles Dickens.
En el centro de esta aventura encontramos al actor británico Sean Bean (El señor de los anillos, Juego de Tronos), quien una vez más ajusta en la piel de un hombre de época, casi literario, para dar credibilidad y fuerza a un relato que contrapone el ascenso de la ciencia y el conocimiento brindado por la Revolución Industrial, con la miseria humana y la ruptura de reglas y convenciones.
John Marlott es un excombatiente del ejército británico en Waterloo, viudo y sin herederos, que asume el caso de niños desaparecidos, desmembrados y vueltos a suturar, como un acto de «redención» de sus penas.
«Él es un tipo racional y un gran solitario», comparte Bean acerca de su personaje. «Marlott está por su cuenta porque en realidad nadie coopera; todo depende de si otras personas tienen pistas que ocultar o no. Con el tiempo, Marlott comienza a sospechar que hay muchas más cosas detrás de este crimen que apenas un par de sujetos; todo le orienta hacia instancias más elevadas del establishment. Algo que es de mucha actualidad si tenemos en cuenta que, hasta cierto punto, eso está sucediendo ahora en la Cámara de los Lores en Inglaterra».
Y aunque en esta oportunidad su «careo» con la muerte no será por vía de la decapitación, como el caso de Eddard Stark en Juego de Tronos, esta sí lo pondrá personalmente a prueba en cada episodio al sufrir los síntomas de un mal incurable para su época: la sífilis.
Es así como el oficial del cuerpo policial metropolitano padece en sí mismo los estragos de la modernidad desenfrenada. Pero ello no le impedirá avanzar en sus hallazgos sobre el tráfico de cadáveres con la anuencia de algunos lores y científicos, la explotación infantil y el fanatismo religioso de aquellos tiempos. Mismas inquietudes que compartirá con otro particular personaje: la novelista Mary Shelley (encarnada por Anna Maxwell Martin).
Todo un «entramado» gótico y detectivesco que transcurre a las orillas de un fangoso y neblinoso río Támesis, recreado por el director y guionista británico Benjamin Ross, quien confirma construyó el personaje de Marlott en estrecha colaboración con Bean. «Marlott es muy cercano a mí», dice Ross. «Un hombre con muchos conflictos y que está en una búsqueda al igual que todos. Todas esas cosas atrajeron a Sean. Él es un hombre muy emotivo al que no se le reconoce mucho por eso. Es visto más bien como un héroe deacción, pero tiene una gran profundidad y vulnerabilidad y por eso el personaje de esta historia le conmovió tanto».
La fórmula ha valido para calar en la audiencia anglosajona, que se prepara para una segunda temporada, mientras en Latinoamérica A&E ofrece la primera entrega de seis episodios justo en el mes aniversario del nacimiento de Mary Shelley.
También acompañan a Bean en esta historia de acción, suspenso, intriga y terror Ryan Sampson como el cronista Charles Dickens, Richie Campbell como el alguacil Nightingale, Steven Berkoff como el poeta y pintor William Blake, Charlie Creed Miles como el ladrón de cuerpos Pritty y Kate Dickie como la jefe de las pandillas reinantes en el subterráneo mundo londinense abandonado por Dios.
El Universal