La industria automotriz en Venezuela llegó a su punto más bajo en la historia. Concesionarios vacíos, infinitas listas de espera por un automóvil y escasez de repuestos en el mercado, enmarcan una crisis del sector que lleva ya seis años.
La situación llegó al punto en que General Motors Venezuela (GMV) solicitó la autorización para el despido de unos 500 empleados –rige la inamovilidad laboral desde enero del año 2003-, lo que representa cerca de 14% de la plantilla de la empresa conformada por 3.400 personas.
La solicitud de despido obedece a la caída de 88% que ha sufrido la ensambladora de vehículos este año. Aunque no han cesado actividades durante 2014, laboran a 10% de su capacidad operativa, pues arman apenas 20 unidades diarias cuando tienen capacidad para hacer más de 300.
Al igual que con las aerolíneas, el Gobierno nacional adeuda al sector automotriz 2.800 millones de dólares por retrasos en la liquidación de divisas. Mientras no se cancele el monto, las líneas de crédito en el extranjero se encuentran suspendidas, por lo que el envío de unidades o materia prima para ensamblarlas es limitado.
Al cierre de los primeros seis meses del año, la producción acumulada fue de apenas 6.161 vehículos, contra los 36.919 que se hicieron en el mismo período de 2013, lo que se traduce en un desplome del 83,31%, según cifras de la Cámara Automotriz de Venezuela (Cavenez).
El peor año
Con estos números, la industria enfrenta su peor año al ensamblar apenas una sexta parte de lo que producía el año pasado, con tres de las siete plantas (Chrysler, Iveco y Mack) paralizadas y otras dos (Ford y General Motors) en caída libre por la falta de insumos importados, en medio de una sequía de divisas que aqueja a la economía venezolana desde 2013.
Sólo dos de las siete ensambladoras presentes en el país elevaron tímidamente sus números en junio: Toyota, que alcanzó 100 autos ensamblados luego de tres meses de indicadores en cero, y MMC Automotriz, que pasó de 300 a 432 en su variación intermensual.
La consecuencia directa se da en la oferta de vehículos. Un paseo por Caracas permite observar concesionarios vacíos o con contadas unidades disponibles, para las que hay que anotarse en kilométricas listas de espera que tardan más de un año. La segunda opción es ir al mercado de segunda mano, donde los carros son más costosos, a pesar de estar reguladas por el Gobierno.
Tampoco hay reparaciones
José Cinnirella, vicepresidente de la Cámara Nacional de Comercio de Autopartes (Canidra), ha manifestado que el sector automotor apenas ha recibido 1% de las divisas que requiere para operar. “Toda la industria automotriz venezolana está inmersa en una crisis sin precedentes”, señaló.
Según un reporte del diario El Nacional, la crisis se extendió hasta el mercado de repuestos que estará desabastecido hasta enero de 2015, pues el Gobierno mantiene una deuda de 54 millones de dólares con los importadores desde hace dos años.
“Los créditos están cerrados porque la confianza se ha roto”, dijo Cinnirella. Los clientes están obligados a buscar los repuestos por su parte, muchas veces en otros estados o incluso en Colombia, y llevarlos a los talleres mecánicos. “No se visualiza una mejora. No hay repuestos, ni mantenimiento preventivo”, agregó.
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