«El grito», el famoso cuadro del expresionista noruego Edvard Munch (1863-1944), ha vivido muchas vicisitudes pero una de las más recordadas es cuando hace 20 años fue robado en apenas 50 segundos de la Galería Nacional de Oslo con la única ayuda de una escalera.
En más de cien años de existencia, el cuadro ha acabado en más de una ocasión en las manos de ladrones. Por suerte hay cuatro versiones de este mismo tema. El pintor realizó dos grandes óleos y dos acuarelas.
Lo más duro fue el robo hace 10 años. A plena luz del día y ante la mirada de los visitantes, los ladrones se llevaron del Museo Munch de Oslo una de las versiones grandes de «El grito», que no se encontró hasta dos años después. La obra sufrió importantes daños que, según los expertos, ya no se podían restaurar. Tres noruegos fueron a la cárcel por ello.
Pero el primer robo fue el 12 de febrero de hace dos décadas. Se trataba de la primera versión datada en 1893. «Era como ‘El grito’ original», explica el director de la galería Nils Ohlsen, quien agrega que al tratarse de una obra que jamás iba a entrar en el mercado, su valor es incalculable.
Una versión más pequeña de «El Grito» que se subastó en Nueva York hace dos años se vendió por 119 millones de dólares.
Hace 20 años, el ladrón Pal Enger accedió con una escalera a la primera planta de la Galería Nacional y en menos de un minuto descolgó el cuadro y desapareció con él.
Además dejó una tarjeta postal en la que escribió: «Muchas gracias por la mala vigilancia». Un tercio de la policía de Noruega se encontraba en ese momento en los Juegos Olímpicos de Lillehammer, a 170 kilómetros. «Entonces había sencillamente peores medidas de seguridad», admite Ohlsen.
Tres meses después del robo, el ladrón fue capturado y «El grito» hallado en una habitación de hotel en Aasgardstrand, al sur de la capital de Noruega. Ender decidió en 2011 vivir de los cuadros que él mismo pintaba en lugar de robarlos, pero por si alguien más cae en la tentación, el cuadro se encuentra ahora tras un grueso cristal blindado.
Agencias