Esta celebración tiene su origen en la Declaración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente celebrada en Estocolmo, en junio de 1972, donde se debatió la importancia de cuidar el medio ambiente y se expuso la necesidad de unos principios comunes que ofrecieran a la sociedad una inspiración y guía para preservar y mejorar nuestro entorno.
Las posteriores conferencias internacionales (Belgrado, 1975; Tbilisi, 1977; Río de Janeiro 1992, Cumbre de la Tierra; Guadalajara 1997, II Congreso Iberoamericano de Educación Ambiental) vendrían a corroborar la importancia de la educación.
El Día Mundial de la Educación Ambiental tiene como principal objetivo identificar la problemática ambiental tanto a nivel global, como a nivel local y concienciar a las personas y muy especialmente a los gobiernos en cuanto a la necesidad de participación por conservar y proteger el medio ambiente.
Es importante estar pendiente de los daños ambientales que sufre el planeta y cómo poder revertirlos, para evitar así el cambio climático, la extinción de especies de flora y fauna, y otros fenómenos que tanto afectan los ecosistemas.
Se trata de la concepción de la naturaleza no como fuente inagotable de recursos sino como un ecosistema frágil que tiene sus propias exigencias que hay que respetar por nuestro propio interés y supervivencia.
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