Los episodios de violencia que se suceden con cada vez mayor frecuencia en las principales ciudades del país claman por la concertación y acuerdos entre los factores principales de la vida nacional para encontrar soluciones.
En las últimas horas, Fedecámaras advirtió que la protesta no debe ser canalizada a destruir los negocios por medio de saqueos. Pero la verdad es que, los saqueos se están produciendo de manera espontánea en medio de una escasez casi extrema, que está generando situaciones de hambre y desesperación, y a la que se suman acciones vandálicas coordinadas que aprovechan el desorden imperante.
Las fuerzas de seguridad se ven fácilmente desbordadas y luego los factores políticos dan lecturas correspondientes a sus causas a estos trágicos hechos.
Esta peligrosa situación exige soluciones en lo inmediato para posteriormente establecer planteamientos sensatos en el corto y mediano plazo que permitan enfrentar las causas de lo que ocurre.
El gobierno nacional es el primero llamado a socorrer a la ciudadanía, y en sus manos tiene la opción de solicitar la ayuda humanitaria desde el exterior en los términos que mejor considere. También debe retomar el diálogo económico en un sentido pragmático para impulsar la producción local, por la vía de los incentivos y la recuperación de la confianza y la seguridad jurídica.
El sector privado tiene mucho que aportar si se le incluye y se le da margen de maniobra para iniciar una recuperación de la producción en territorio nacional.
Todavía el país está a tiempo de evitar males mayores y contener el círculo vicioso que impulsan el desabastecimiento y la violencia.
FUENTE: Banca y Negocios