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El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, afirmó este jueves que sintió «rabia» por el asesinato de los 11 soldados a manos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y aseguró haberse tomado un tiempo para reaccionar frente a la matanza para no dejarse llevar por las circunstancias.
«Yo pensaba ¿cómo reacciono frente a esa situación, y frente a ese sueño que yo tengo de la paz? Le viene a uno a la cabeza consejos de grandes pensadores y alguno decía: mire, el gran ganador, el que pelea y gana nunca, se nunca se pone furioso. Y yo decía, qué difícil no morirse de rabia cuando uno ve a esos soldados asesinados por las FARC», dijo Santos sobre el atentado del martes pasado en el Cauca, durante su intervención el VIII Congreso de Asofondos.
El mandatario reiteró que su propósito continúa siendo finalizar el conflicto armado que ha asolado al país durante más de 50 años. «Vienen a la cabeza otros grandes pensadores que dicen: está bien sentir la rabia, ponerse furioso, pero canalizar esa rabia hacia soluciones productivas es lo que tenemos que hacer los colombianos en este camino tortuoso hacia la paz».
Luego se refirió a los más de seis millones de desplazados que ha dejado la violencia en el país. «Esos desplazados salen de su hábitat natural y van a esos tugurios en las ciudades a demandar servicios, pero su aporte a la economía se baja en productividad en un 50 o 90 por ciento», añadió.
Los diálogos de paz «no pueden romperse»
Las FARC afirmaron que los diálogos de paz con el gobierno «no pueden romperse por ningún motivo», en un comunicado fechado el miércoles, cuando 11 militares murieron a manos del grupo insurgente en el oeste del país.
Sin mencionar ese hecho, Timoleón Jiménez («Timochenko»), máximo líder de las FARC, insistió en la persistencia de los diálogos en su sitio web, tras destacar las multitudinarias marchas convocadas la semana pasada por organizaciones de izquierda, en apoyo a las negociaciones.
«Las principales consignas levantadas por los marchantes, se relacionaban con la urgencia de firmar desde ya uncese bilateral de fuegos que ponga fin al desangre», aseguró Timochenko en el documento fechado el mismo día en que 11 militares fallecieron en una «emboscada» de las FARC en el municipio de Buenos Aires, departamento del Cauca (suroeste), de acuerdo con el fiscal general, Eduardo Montealegre.
El hecho, reivindicado por la guerrilla que negó, sin embargo, que se tratara de una acción ofensiva, llevó al presidente colombiano a reanudar los bombardeos en su contra, suspendidos hace mes y medio en el marco de las negociaciones de paz que tienen lugar en la Habana desde noviembre de 2012.
Antes del cese temporal de los bombardeos, la guerrilla ya mantenía una tregua unilateral e indefinida desde diciembre, cuyo cumplimiento había reconocido el propio gobierno la semana pasada.
«Timochenko» agregó que las manifestaciones del nueve de abril estaban «basadas todas en una premisa fundamental, la persistencia en las conversaciones actuales, que no pueden romperse por ningún motivo».
Esas marchas reflejaron «la ebullición de un gigantesco clamor por la paz», insistió.
El líder rebelde aprovechó, además, para afirmar que la posición del gobierno colombiano en Cuba «parece más empeñada en reducir los alcances del proceso de paz a la aceptación de condenas y penas por parte de los mandos guerrilleros», en momentos en que el espinoso tema de la justicia transicional está en debate.
«Timochenko», quien dirige una guerrilla de unos 8.000 combatientes, según cifras oficiales, agregó que los consensos hasta ahora conseguidos en esas pláticas, sobre desarrollo rural, participación política y solución al problema de las drogas ilícitas, «carecen de sentido si no aceptamos lo que se nos quiere imponer en materia de justicia transicional».
«Resultaría que los diálogos de paz no son más que una representación teatral, cuyo último acto debe conducir inevitablemente al sometimiento de los alzados», agregó.
Según el comunicado, «las FARC-EP reiteramos nuestra total disposición a encontrar salidas concertadas que reflejen el carácter pacífico y dialogado de la solución al largo conflicto» de más de 50 años que vive el país, que ha dejado oficialmente al menos 220.000 muertos y 5,3 millones de desplazados, y en el que también han participado otras guerrillas de izquierda, paramilitares de derecha y fuerzas militares.
Fuente: Infobae