Alrededor de cuarenta mil años atrás el neandertal se extinguió, dejando al Homo sapiens, nuestro antepasado directo, como rey de las planicies. No obstante, puede que el pequeño cavernario no haya desaparecido del todo, ya que un estudio indicó que parte de la población humana tiene 2% de genes neandertales.
El estudio, publicado en la revista Nature en 2014, consistió de un análisis del genoma del Homo neanderthalensis. Científicos alemanes reprodujeron la secuencia genética del hombre neandertal, a partir del dedo fosilizado de una hembra; hallado en una cueva de las Montañas Altai, en Siberia.
Más tarde, las secuencias de ADN neandertal se comparó con el genoma humano. Las coincidencias encontradas permitieron corroborar que el neandertal llegó a aparearse con nuestros antecesores inmediatos, hace unos cincuenta mil años.
El Instituto de Antropología Evolutiva del Max Planck (Alemania), precursor del hallazgo, ya había publicado en 2010 un primer borrador del genoma de los neandertales. Dicho esbozo constituyó una evidencia importante para avalar la tesis de la hibridación entre diferentes especies de homínidos.
¿Cómo se dio el cruce?
El neandertal y el Homo sapiens tienen un ancestro común que probablemente vivió en África hace medio millón de años. Pero mientras el antepasado del neandertal se movió primero hacia Europa y Asia, la especie que llevaría al hombre actual permaneció cientos de miles de años más en África.
Hace menos de cien mil años se dio pues el encuentro entre las dos ramas de primos lejanos, cuando el Homo sapiens empezó a viajar hacia el norte. De este modo fue cómo, en el espacio entre Europa occidental y Siberia, el hombre y el neandertal coexistieron, llegando incluso a cruzarse.
El intercambio genético de ambas especies se corroboró luego de comparar el genoma de cada una, en relación al del humano moderno. Gracias a esto, además, hoy se sabe que hay 2% de genoma neandertal en las personas que descienden de poblaciones europeas, asiáticas y otras no africanas.
¿De qué manera influye ese 2%?
Inicialmente los científicos alemanes supusieron que el aporte genético del neandertal, que ya se había adaptado a las condiciones templadas del frío europeo, le habrían proporcionado al Homo sapiens una piel más gruesa. Pero la evidencia hallada hasta ahora no resulta concluyente en este punto.
En cambio, otro estudio ejecutado en 2018 por investigadores del mismo instituto alemán, dejó al descubierto el lado neandertal del hombre. La experiencia demostró que el legado genético del neandertal puede llegar a influir en la forma que tiene el cerebro de algunas personas.
Phillip Gunz, uno de los investigadores, señala que a lo largo de la evolución, el cerebro del Homo sapiens tiende a adquirir una forma cada vez más redonda. Algo que no ocurre con el neandertal, cuyo cerebro es más bien alargado.
Es esta tendencia hacia la forma alargada del cerebro (ligera pero palpable) lo que la población con genes de neandertal ha heredado. Dos genes son los responsables de esta variación: el UBR4 y el PHLPP1.
Fuente: Culturizando