El problema no está en la falta de apetito sexual, sino en la falta de encuentros amorosos y el incremento del deseo. El primer efecto en aparecer tras la ausencia de sexo es la disminución de la autoestima, no solo de la persona sino también de la pareja.
“Existen momentos o etapas en las que el deseo se apaga y se establece en las parejas un acuerdo tácito de estar juntos pero sin sexo. También es importante entender que hay personas que están solas pero no quieren exponerse a encuentros conflictivos o que pueden lastimarlas en el futuro”, describió Walter Ghedin, médico psiquiatra y sexólogo.
Sin embargo, el sexo siempre está. Lo esencial de esta actividad, muchas veces, trasciende la necesidad corporal: practicarlo es uno de los mejores ejercicios cardiovasculares que hay, según numerosos estudios científicos.
Por ejemplo, la Universidad de Tuffts en Massachusetts, Estados Unidos, comprobó que el sexo genera inmunoglobulina, uno de los anticuerpos que ayuda a prevenir infecciones y resfriados. Y, para que sea verdaderamente efectivo, hay que practicarlo dos veces a la semana.
De acuerdo con Ghedin, el encuentro íntimo es una parte fundamental de la vida. No importa si se está en pareja o no, es indistinto. Se siente el deseo, la intensidad del amor, del placer y uno se entrega al otro sin perder la individualidad. Tenemos la capacidad innata de proyectar la vida en compañía, en donde el gran desafío de ser singulares es hacerlo bajo una experiencia íntima compartida.
El sexólogo detalló que el interés sexual puede reprimirse por experiencias frustrantes, traumas, vergüenza, rencores, falta de comunicación, incapacidad para demostrar afectos, entre otras cuestiones.
El acto sexual, además de ser un buen ejercicio aeróbico, activa la liberación de sustancias como las endorfinas que brindan sensación de bienestar, de hormonas como la oxitocina que promueve el apego y de neurotransmisores como la dopamina que incrementa el deseo y ayuda a la repetición de la acción.
“Cuando el conflicto interno radica entre las ganas y la dificultad para encontrar un compañero/a sexual, la tensión no sublimada en otras actividades puede generar angustia, frustración y pensamientos recurrentes referidos a vivir sin sexo”, advirtió el médico.
Los especialistas establecen que la falta de sexo se puede suplir conuna alimentación saludable, la cual no debe contener grasas, café o azúcares. Y no solo eso, también es necesario hacer mucho ejercicio.
“Hay personas que con la masturbación logran disminuir la tensión, pero para otras no es suficiente y necesitan el contacto cuerpo a cuerpo. En las mujeres es más frecuente la necesidad de un acercamiento más intenso, aun sabiendo que será ocasional”, explicitó Ghedin.
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