Saab: Gobierno debe dar señales propositivas y facilitar mesas de diálogo (Video)

Saab: Gobierno debe dar señales propositivas y facilitar mesas de diálogo (Video)

«El diálogo es necesario y debe producir acuerdos sin ningún tipo de complejos», dijo el nuevo Defensor del Pueblo

 

«Mente sana en cuerpo sano» no es frase que le haya entrado por un oído y salido por el otro. Casi todos los días hace ejercicios físicos para combatir el estrés. Y cuando el tiempo lo permite, juega al fútbol con el mayor de sus hijos. De allí que su figura tenga apariencia musculosa y saludable.

 
Tampoco le entró por un ojo y le salió por el otro un libro de Hermann Hesse que leyó en su adolescencia, cuando cursaba cuarto año de bachillerato en El Tigre, su ciudad natal. Siddharta se llama la obra y está referida a la vida del príncipe Sidarta Gautama, verdadero nombre de Buda, el fundador del budismo. Tanto lo impactó aquel texto que al poco tiempo se convirtió al budismo, aunque desde una aproximación no dogmática. Su temprana decisión fue aceptada respetuosamente por sus padres, de origen árabe libanés.

 
De aquellos años le viene la predilección a vestirse casi siempre de negro, aunque en ocasiones lo haga combinado con un cómodo bluyín.
También de entonces data su firme inclinación por la defensa de las libertades y en favor de la justicia social.

 
Este personaje es Tarek William Saab, el recién nombrado defensor del pueblo.

 
¿Lamenta que la oposición no respaldara su nominación al cargo de defensor del pueblo?

 
Yo interpreto que la oposición sí respaldó mi designación. Sus cinco diputados que fueron parte del Comité de Evaluación, algunos de ellos de Primero Justicia y de Acción Democrática, avalaron mis credenciales. Obtuve 97 puntos sobre 100. En la plenaria efectivamente no hubo esa votación, pero fue tal vez un sector radical de oposición el que no permitió llegar a un acuerdo, que en democracia es importante.

 
Bajo su mando, ¿la Defensoría será apéndice del Poder Ejecutivo o ejercerá su independencia constitucional?

 
Entendemos a la Defensoría como un órgano de cooperación, de articulación y cohesión con los demás poderes, incluyendo al poder popular que son los ciudadanos, para resolver los temas de derechos humanos. Durante todo este 2015 me corresponde encabezar el Poder Ciudadano y allí tendré que tener de aliados a todos los demás poderes. Independencia de poderes, sí, pero también cooperación y articulación entre ellos.

 
¿Qué está por encima: la revolución o los derechos humanos?

 
Pienso que los derechos humanos forman parte de toda revolución democrática y la integran. Los derechos humanos ya son un acto revolucionario. La defensa de ellos y su ejercicio es una acción totalmente revolucionaria, porque es de transformación, es dinamización, es de educación, es la cultura de la vida contra la cultura de la muerte, contra la violencia y contra la guerra.

 
¿Impulsará cambios sustantivos en la institución?

 
Ya lo estamos haciendo. Quiero potenciar enormemente el rol estelar que la constitución nos manda para la mediación. Hay un conflicto, vamos a buscar solucionarlo y que no llegue a ser un problema justiciable. El segundo pilar es la defensa de las víctimas y las comunidades que puedan ser sujetos de violación de los derechos humanos. El tercero, profundizar la educación por la paz, contra la violencia. Un cuarto rol, la protección de los derechos con base en un plan de acción trimestral. Y una última parte, que es un poco difícil: querellar. Una Defensoría que se atreva a querellarse con quienes puedan cometer violaciones de derechos humanos. Tengo, además, un desafío: la municipalización de la Defensoría. Voy a hacer un supremo esfuerzo para repotenciar esta institución y hacerla más fuerte para poder cumplir nuestro trabajo.

 
¿Se diferencian los militares y los policías de hoy de sus antepasados de la llamada IV República en cuanto a los derechos humanos?

 
No me cabe duda: los militares y los policías son mucho más respetuosos, aun reconociendo que hay fallas y que no existe una situación idílica. Los militares latinoamericanos fueron educados desde Estados Unidos para torturar, desparecer, asesinar y exterminar a los movimientos sociales y de izquierda. En la V República, con un militar humanista como Hugo Chávez al frente, en el país hubo un cambio orientado claramente al respeto de los derechos humanos.

 

 
¿Y cómo se explica que en una revolución que se proclama socialista hayan ocurrido asesinatos, torturas y demás violaciones a esos derechos?
Sí han ocurrido y yo he denunciado algunos ajusticiamientos y otros hechos, pero son casos puntuales y no en los términos de institucionalización del terrorismo de Estado que existió en la IV República. Los cuerpos policiales no tienen el derecho de detener a un ciudadano vivo y que luego aparezca muerto, y eso ha pasado. Pero a diferencia de la total impunidad que antes prevalecía, ahora las víctimas tienen mayor amparo y todos los poderes actúan para que se haga justicia. En el planeta no existe un solo país donde no haya algún tipo de violación a los derechos humanos. Decir que en Venezuela no existen sería una falacia. Lo que sí es verdad es que hay una clara voluntad para investigar y sancionar a quienes las cometen.

 


Restablecer el dialogo

 
Si el Gobierno colombiano es capaz de dialogar y negociar la paz con los grupos alzados en armas, ¿cómo es que en Venezuela no es posible una relación respetuosa y constructiva entre el gobierno y la oposición?

 
El gobierno ha tenido gestos y convocado al diálogo. El presidente Maduro ha insistido en que este puede ser restablecido en el momento en que la oposición lo considere, pues fue ella la que se levantó de la mesa y lo detuvo. Yo soy un hombre ganado a la necesidad del diálogo. Ojalá se restablezca para tratar cualquier tema.

 
¿Qué contribución debería dar la oposición en beneficio de la reconciliación nacional?

 
En primer lugar, desterrar las acciones que pudieran tener un contenido violento como un arma de confrontación y de debate político.
¿Y cuál sería la contribución del gobierno?

 
Debe dar señales propositivas y facilitar las mesas de diálogo, la voluntad para que puedan sentarse las partes y llegar a una agenda mínima de acuerdos sin ningún tipo de complejos.

 
¿No le parece que los voceros oficialistas deberían abandonar el lenguaje violento que utilizan contra la oposición?

 
Al chavismo se lo estigmatizó desde sectores radicales de oposición como una jauría de desarrapados, como hordas violentas, brutas, como tierrúos, marginales y militaristas. Pero dentro de la oposición hay sectores democráticos con los cuales se puede dialogar y llegar a acuerdos, pues tienen compromiso con el tema constitucional y quieren que los conflictos se diriman a través de los votos y de las manifestaciones pacíficas. La oposición no está compuesta en un todo por golpistas. Ese sector democrático de la oposición existe y tiene que ser tratado como tal porque ha dado muestras de respeto a la democracia y a la constitución bolivariana. De lado y lado debe haber respeto y reconocimiento al otro dentro de la interlocución democrática. La oposición deberá en algún momento deslastrarse del sector radical.

 
Hora de un pacto nacional

 
¿Qué le pediría al Gobierno, al empresariado y a los trabajadores para elevar la producción y garantizar el abastecimiento de bienes esenciales?
El gran reto es salir del rentismo petrolero con un esfuerzo colosal que involucre a todos esos sectores, incluidas las comunidades. Es la hora de un gran pacto nacional para no depender nunca más de la renta petrolera. Este es un gran momento. El presidente Nicolás Maduro ha dicho que este año le va a dedicar todo su esfuerzo al tema económico, lo cual es correcto. Debemos acompañarlo en esa tarea porque la baja de los precios petroleros ha afectado al país.
¿Es un error o está de acuerdo en considerar que las protestas políticas y sociales que se dan en el país obedecen a presuntos planes conspirativos?
Las protestas pacíficas y reivindicativas merecen el respeto constitucional. Pero aquellas en las que se ponen barricadas, se trancan avenidas, se hace uso de capuchas, “miguelitos” o guayas en las vías y tornan en violentas, son absolutamente condenables.

 
¿Debe ser restituido el derecho de la oposición a manifestar pacíficamente en el municipio Libertador, lo cual ha estado vedado por decisión del alcalde Jorge Rodríguez?

 
Me ocuparé de conversar con el alcalde Rodríguez sobre la veracidad de esa presunta prohibición. Sería interesante conocer sus alegatos y la razón por la cual ese hecho ocurrió. Aunque tenemos el antecedente de que las manifestaciones que se permitieron eran presuntamente pacíficas y derivaron en hechos violentos que produjeron 43 muertos.

 
¿Se justifica la convocatoria de un nuevo proceso constituyente en el país?

 
No, porque esta constitución cumplió apenas 15 años y es la más modélica que tiene América Latina. Sería una convocatoria extemporánea. Hay un sector radical de oposición que quiere una Asamblea Constituyente, pero sería tierra arrasada para hacer otra nueva, lo cual no tendría sentido.

 
Matrimonio gay y marihuana

 
¿Qué hará usted en favor del matrimonio homosexual y la adopción de niños por parte de cónyuges de un mismo sexo? ¿Los venezolanos estamos preparados para acoger ambas figuras legales?

 
Como constituyente y abogado debo decir que el proyecto de ley que sobre esa materia fue presentado ante la Asamblea Nacional no se ajusta al artículo 77 de nuestra constitución, el cual establece que el matrimonio será entre un hombre y una mujer, en razón de lo cual para su eventual discusión tendría la AN que decidir si activa o no un proceso de enmienda constitucional de ese artículo. Vale recordar que no bastaría con que la asamblea enmiende cualquier artículo, puesto que luego debería convocarse a un referéndum nacional. Sin embargo, más allá de esta realidad jurídica, abogo por el respeto, la no discriminación y el resguardo de las garantías constitucionales de quienes asumen libremente la orientación sexual que deseen.

 
¿Es aconsejable legalizar el consumo de marihuana en Venezuela, como lo hizo Uruguay?

 
Como padre de familia pienso que no, porque la marihuana, según lo que he investigado, no es una droga blanda como nos la han querido vender. Sus efectos dañinos a la salud atentan contra los derechos humanos. La marihuana altera la psiquis, el estado emocional y produce lesiones orgánicas que pudieran ser irreversibles.

 
¿Después de la Defensoría qué? ¿No lo tienta la silla de Miraflores?

 
Ni pienso ni me tienta para nada porque tengo desapego a esas ambiciones. Yo quiero ser útil donde conozco y sé hacer cosas. Aquí voy a tratar de ser lo más útil a mi patria. Yo vivo el presente.

 

 

 

Fuente: UN

Mario Villegas

 

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