Rusia y Japón hicieron hoy votos por superar sus afrentas históricas al anunciar el reinicio de las negociaciones para la firma de un tratado de paz pendiente desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.
«Los dirigentes de ambos países manifestaron su decisión de firmar un tratado de paz una vez se superen las discrepancias entre ambas partes por medio de unas negociaciones», reza la declaración conjunta recogida por las agencias rusas.
Ese tratado, cuya ausencia ha impedido la normalización de las relaciones entre ambas potencias, debe sustituir al armisticio suscrito tras el fin de la contienda en la que uno de los grandes derrotados fue el Ejército imperial japonés.
El dirigente soviético Iosif Stalin no reconoció el fin de las hostilidades cuando Tokio anunció su capitulación incondicional el 15 de agosto de 1945 y, de hecho, el Ejército soviético siguió combatiendo hasta febrero de 1946.
Posteriormente, cuando EEUU y Japón sellaron el Tratado de Paz en 1951, Moscú se negó a participar en la ceremonia aduciendo que Washington había establecido unilateralmente bases militares en territorio nipón.
Según el documento emitido hoy, el presidente ruso, Vladímir Putin, y el primer ministro japonés, Shinzo Abe, consideran que «no es normal» que ya hayan pasado 67 años desde el fin de la guerra sin que ambos países hayan firmado dicho acuerdo.
El comunicado conjunto precisa que las negociaciones se cimentarán en las declaraciones y documentos adoptados en el pasado, lo que incluiría los acuerdos suscritos entre Moscú y Tokio en tiempos de la Unión Soviética.
Abe, el primer líder nipón en visitar Rusia en una década, reconoció que «durante los últimos años las negociaciones para la firma de un acuerdo de paz se encontraban en un estado de estancamiento».
«Pero en las actuales conversaciones hemos logrado ponernos de acuerdo en que reanudaremos las negociaciones y aceleraremos este proceso. Considero que este es un gran resultado de nuestra reunión», dijo.
Por su parte, Putin explicó que ambos mandatarios han encargado a sus respectivos ministros de Exteriores que elaboren «una variante mutuamente aceptable para la solución del problema».
«Eso no significa que mañana el problema estará solucionado, cuando en 67-68 años no se solventó», advirtió el jefe del Kremlin.
A la vista de las declaraciones de ambos líderes durante una tensa rueda de prensa en el Kremlin, quedó claro que el reinicio de las negociaciones de paz no es, ni mucho menos, garantía de éxito.
«Nosotros no creamos el problema, lo heredamos. Transmita esto a quien se la dictó (la pregunta). Sinceramente queremos solucionarlo (el problema) de manera aceptable para ambas partes. Si ustedes nos quieren ayudar, será posible: hay que crear unas relaciones amistosas y una atmósfera de confianza», respondió un malhumorado Putin a un reportero japonés.
Mientras, Abe reconoció que «es un hecho que entre las posturas de nuestros países existen discrepancias bastante grandes», por lo que llamó a «no precipitarse».
Rusia siempre ha abogado por firmar el pendiente tratado de paz antes de abordar el contencioso territorial de las cuatro islas Kuriles, bajo control soviético y luego ruso desde el 2 de febrero de 1946 y cuya soberanía es reclamada por Tokio.
Mientras, Japón considera que las Kuriles del sur o Territorios del Norte (Kunashiri, Etorofu, Shikotan y Habomai para los japoneses) «son parte ancestral e inalienable de su territorio» y vincula la solución de este problema a la firma del tratado de paz.
Al respecto, Putin replicó: «Hoy no nos hemos reunido para esto (abordar el problema de las Kuriles), sino para reanudar las negociaciones sobre el tratado de paz».
«En esos territorios viven ciudadanos rusos que son iguales a los que residen en cualquier otro lugar. Estamos obligados a pensar en ellos, a pensar en su nivel de vida», dijo.
Un asesor de Abe, Etsuro Honda, aseguró después a la agencia rusa Interfax que Tokio quiere que Rusia «reconozca la soberanía potencial de Japón sobre esas islas», cuyo territorio y aguas son ricos en pesca, oro, plata, hidrocarburos y titanio.
«Nosotros no demandamos a Rusia que nos ceda de inmediato los derechos administrativos sobre esas islas. Si alguna vez se reconoce la soberanía japonesa sobre las islas, japoneses y rusos podrán vivir allí juntos», dijo.
En 1993 los entonces presidente ruso, Borís Yeltsin, y primer ministro nipón, Morihiro Hosakawa, firmaron la Declaración de Tokio, que dejaba abierta la posibilidad de negociar la soberanía de las islas.
No obstante, las tensiones bilaterales se agudizaron cuando el entonces jefe del Kremlin, Dmitri Medvédev, se convirtió en noviembre de 2010 en el primer gobernante ruso o soviético en visitar el inhóspito territorio, tras lo que anunció un programa de desarrollo económico, que incluía el despliegue de armamento moderno.// IPP
Fuente: Agencias