En medio de las protestas y con una baja de 27 puntos en su imagen, la presidente brasileña decidió no asistir a la definición de la Copa Confederaciones. Malestar en la FIFA
Dilma Rousseff divulgó en su agenda para el fin de semana que estará «sin compromisos oficiales» los días 29 y 30 de junio. Por lo pronto, nunca llegará a final por el título entre Brasil y España en el estadio Maracaná, de Río de Janeiro.
La polémica determinación de la mandataria brasileña habría enfurecido a la máxima entidad del fútbol mundial, que acostumbra a contar con la participación del presidente del país anfitrión en la entrega de premios y hasta el sábado desconocía esta decisión.
Los abucheos y silbidos que Rousseff recibió durante su pronunciamiento en el partido inaugural del torneo entre Brasil y Japón (3-0), en Brasilia, significaron determinantes para la decisión presidencial de no exponerse ante el público en medio de las fuertes protestas que envuelven a Brasil. Aquella vez también fue reprobado Joseph Blatter, el presidente de la FIFA.
La determinación coincide con la divulgación de una encuesta de popularidad de la mandataria elaborada por el Instituto Datafolha, en la que bajó del 57 por ciento al 30 por ciento entre los días 8 y 28 de junio, período en el que ocurrió una ola de violentas protestas populares en todo Brasil.
Para la FIFA, este revés es una muestra de que el gobierno brasileño no está siempre dispuesto a apoyar el evento y que los cálculos políticos pesan más. Piensan que cuando las cosas van bien, Brasil quiere utilizar la Copa para publicitarse, pero cuando hay una crisis, todos quieren desvincularse del fútbol.
17.400 policías y militares, incluida la Marina y Fuerza Aérea, blindados, armas no letales, fuerzas de caballería y helicópteros, están abocados al operativo previo a Brasil-España por las múltiples manifestaciones de los indignados que este domingo se encuentran en las calles de Río.
Fuente: Infobae