La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, afirmó hoy que Brasil es un país «de conflictos» y que debe aprender a convivir con ellos, en una aparente alusión a las protestas contra el Mundial de fútbol que se desarrollaban en varias ciudades.
«No negamos los conflictos, tenemos que aprender a convivir con ellos» y «no hay ninguna vergüenza en eso, pues vergonzoso sería no reconocerlos y no buscar soluciones», declaró Rousseff durante un acto en el que sindicatos y empresas firmaron un pacto en favor del «trabajo decente» en el Mundial.
El acto coincidió con una jornada de manifestaciones convocada por movimientos sociales que protestan contra el elevado gasto público en el evento de la FIFA y exigen que el Gobierno garantice servicios públicos y «no estadios» de calidad.
Rousseff aseguró que los brasileños se quedarán con «el legado del Mundial», pues «nadie que venga» a la gran cita del fútbol «se llevará consigo aeropuertos, puertos, obras de movilidad urbana y estadios» planificados para el evento.
Muchas de esas obras, que demandaron multimillonarias inversiones públicas, aún no han sido concluidas y el propio Gobierno reconoció que otras ni siquiera estarán listas para el Mundial, que comenzará el 12 de julio próximo.
Rousseff hizo referencia a las dificultades que supone gobernar un país con «200 millones de habitantes» y «problemas complejos», y subrayó los avances sociales de los últimos doce años, en los que unos 40 millones de brasileños salieron de la pobreza, según datos oficiales.
Fuente: ultimasnoticias