La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, afirmó hoy que «la voz de la calle tiene que ser escuchada» y dijo que las multitudes que han salido a protestar en demanda de mejores servicios han «enviado un mensaje directo a los gobernantes».
Pese a episodios violentos aislados durante las manifestaciones, que este lunes ocuparon decenas de ciudades y en las que se calcula que participaron 250.000 personas, Rousseff dijo que las protestas «demuestran el valor de la democracia» y revelan que «los ciudadanos están a la búsqueda de sus derechos».
Fuente: GV