Los días recientes no han sido muy buenos para la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, cuya popularidad se derrumbó casi 20 puntos porcentuales, reveló una encuesta de Datafolha difundida la semana pasada.
La imagen de la mandataria, que recién comienza su segundo periodo presidencial, descendió de 42% a 23% en el mes de enero, reportó el sondeo.
En cuanto a la valoración de su gestión al frente del Ejecutivo, 23% de los consultados la considera positiva, 33% regular y 44% mala o pésima.
La importancia de estas cifras se aprecia mejor si se comparan con las arrojadas en diciembre de 2014, un mes antes de asumir el cargo, por un estudio de la misma firma, que daba a la mandataria 42% de valoración positiva, mientras que la desaprobación era de 20%.
Rousseff, que consiguió la reelección con una muy ajustada victoria frente a su contendor, el senador opositor Aécio Neves, se enfrenta a una muy rápida caída en medio de un torbellino que envuelve varias crisis en lo político y económico: escándalos de corrupción, crecimiento nulo e inflación.
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