Nancy Duarte alzó la pequeña copa balón con el logotipo de Ron Santa Teresa, e instó a su público a hacer lo mismo: cada uno de los asistentes tenía una copita igual que contenía un trago para catar las notas del Santa Teresa 1976.
Es casi mediodía en la famosa hacienda de El Consejo, estado Aragua, conducida durante 225 años por una familia de emprendedores empeñados en convertir las crisis en oportunidades, y donde se juega rugby y se hace ron. La maestra ronera de Ron Santa Teresa coloca la copa a contraluz, y pregunta.
-¿De qué color es el líquido? Un ámbar de notas rojizas, ¿cierto? ¿Se fijan en cómo cae la gota de ese ron? ¿Se dan cuenta de que es pesada? Ahora, respiremos. ¿Qué sabores vienen a nuestra nariz? Madera, vainilla, cuero, tabaco, canela, pimienta…
Duarte es didáctica y paciente. Tiene algo de hechicera también porque, a medida que va enumerando las notas de ese ron color miel, aparecen en la nariz del catador principiante. No es magia, es labor sostenida de dos profesionales que, por afortunada casualidad, fueron reunidos para una selecta audiencia.
Por primera vez en los 225 años de la historia de Ron Santa Teresa, sus dos maestros roneros activos participaron en una experiencia llamada Descubrir los Secretos detrás de la Maestría de Ron Santa Teresa, que reunió a más de 30 bartenders de Caracas y Maracay para conocer, de la mano de Duarte y Néstor Ortega, el proceso de rigurosa elaboración que sigue el ron de solera Santa Teresa 1796.
Santa Teresa 1796: un añejo premium que suma otro oro en competencia internacional
Recientemente, los editores de la la revista People en Español elaboraron su conteo con las 25 mujeres más poderosas de la actualidad, y ubicaron a Duarte en el noveno puesto. Para ella, su poder radica en la experiencia. “Son más de 25 años de actividad y trayectoria, donde he superado dificultades y retos profesionales. Este reconocimiento me honra, sobre todo por la generación de relevo que estamos formando, y por las maestras roneras que vendrán”, señala con humildad.
Duarte y Ortega también tocan otro elemento en común: cada cosa que hacen, la hacen con pasión. Ortega es reconocido internacionalmente como uno de los mejores maestros roneros del mundo, y ha sido distinguido en dos oportunidades con el premio Best Rum-Maker.
Si se suman los años de experiencia de ambos, tendríamos cerca de 50 años de experticia en ron, un producto de exportación donde Ron Santa Teresa tiene un papel protagónico. Su maestría no solo de extiende a la elaboración de esta bebida espirituosa, sino a la formación.
“Para mí es un orgullo ver a los miembros del Equipo Alcatraz, cómo se han ido superando y preparando desde esas primeras clases, y ver cómo sus conocimientos los han empoderado”, comenta Duarte. Hace énfasis en la palabra “empoderando”, porque ella y Ortega saben que solo la educación permite la superación de quien la recibe, y que el conocimiento es una manera de empoderar, de apoyar.
Los miembros del Proyecto Alcatraz son un gran ejemplo de ciudadanos empoderados. Este proyecto nació en 2003 como respuesta a un ataque armado a los guardias de Ron Santa Teresa que, al ser capturados, se les permitió a los asaltantes escoger entre ir a la cárcel o pagar su afrenta con trabajo no remunerado.
El resultado es un sólido programa de responsabilidad social que convierte a los potenciales líderes delictivos en fichas clave de la marca, y que les ofrece oportunidades de reinserción social a través del rugby y el ron como formación.
Así, Santa Teresa 1796 es un producto que no solo se ha convertido en el Caballo de Troya de la marca. Es también producto de 225 años en los que la esperanza, la visión, un cierto grado de necedad y el trabajo arduo de varias generaciones para apuntalar una hacienda que convierte cada problema en una nueva oportunidad.
Y…¿cómo se toma eso?
Los maestros roneros de Ron Santa Teresa recomiendan particularmente que el Santa Teresa 1796 sea degustado en una copa balón con un poco de agua gasificada para que la bebida pierda su densidad y sea más fácil disfrutar de su sabor intenso y de sus notas olfativas.
La marca también propone su propio cóctel con esta bebida. Se llama «El Cojonudo», apodo con el que amigos y allegados bautizaron cariñosamente a Alberto José Vollmer, miembro de la cuarta generación de la familia fundadora, y el primero que viajó por el mundo para mostrar el ron y proyectarlo a nivel internacional.
El trago se prepara vertiendo dos onzas de Santa Teresa 1796, una onza de agua con gas y una cáscara de naranja en un vaso corto con una roca de hielo.