El ministro de Asuntos Exteriores de Trinidad y Tobago, Sean Sobers, confirmó el viernes que la Marina de Guerra de EE.UU. regresaría al territorio caribeño para realizar sus ejercicios militares con la Fuerza de Defensa Trinitense (TTDF, en inglés) en medio de las tensiones en la región.
En este sentido, Rowley hizo hincapié en que no hay «nada en ningún documento que conozca que impida al Gobierno soberano de Trinidad y Tobago decir sí o no a cualquier solicitud procedente de cualquier país si creemos que pone en peligro nuestra soberanía».
Por su parte, la primera ministra de Trinidad y Tobago, Kamla Persad-Bissessar, dijo que para ganar la lucha contra el crimen organizado, el país debe «fortalecer y modernizar» su capacidad para combatirlo.
«Estos ejercicios conjuntos con Estados Unidos son un paso fundamental para mejorar la preparación, la capacidad de inteligencia y la fuerza operativa de la TTDF», remarcó la mandataria.
A su juicio, «nuestra asociación con Estados Unidos ya ha logrado un éxito significativo, y juntos seguiremos avanzando hasta ganar la guerra contra la delincuencia que ha asolado Trinidad y Tobago y amenaza la estabilidad de toda nuestra región».
El SOFA regula la presencia temporal y las actividades del personal militar estadounidense en Trinidad y Tobago.
El acuerdo se firmó por primera vez en 2007 y se ha actualizado en múltiples ocasiones, la última de ellas en diciembre de 2024.
La versión más reciente eliminó una fecha de vencimiento específica, lo que lo convierte en indefinido a menos que se renegocie.
Rowley afirmó que si en el futuro se produce un enfrentamiento entre Estados Unidos y Venezuela, y Trinidad y Tobago se ve involucrado en él, «será exclusivamente como resultado de las decisiones y acciones tomadas por el Gobierno de Trinidad y Tobago, bajo el liderazgo de Kamla Persad-Bissessar».
Por otro lado, el titular de Exteriores trinitense aseguró el viernes que Estados Unidos no ha dado ninguna indicación de que dichas prácticas serán utilizadas para llevar a cabo alguna acción contra su país vecino, Venezuela.
Las tensiones entre Venezuela y Trinidad se intensificaron con el ataque en Puerto España hace una semana del USS Gravely, un destructor estadounidense equipado con misiles guiados.
Tras la llegada del destructor, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, llamó al pueblo de Trinidad y Tobago a evitar que Estados Unidos «meta una guerra en el Caribe».
El presidente de EE.UU., Donald Trump, insistió este lunes en que no descarta ninguna opción con respecto a una posible intervención militar en territorio venezolano y dijo que está abierto a entablar una diálogo con Maduro.
En las últimas semanas, las fuerzas estadounidenses han destruido de forma reiterada en aguas del Caribe y del Pacífico oriental más de una decena de lanchas presuntamente vinculadas al narcotráfico, ataques en los que han muerto la mayoría de sus tripulantes.
Asimismo, el Departamento de Estado de EE.UU. anunció este domingo que designará, a partir del 24 de noviembre, como organización terrorista extranjera (FTO, en inglés) al Cartel de los Soles, un grupo al que Washington vincula con Maduro, cuyo Gobierno afirma que es «un invento».