‘Revolver’ de los Beatles: 50 años de provocación y creatividad

‘Revolver’ de los Beatles: 50 años de provocación y creatividad

En el verano de 1966, en la cima de su fama y creatividad como la banda más importante del mundo, el 5 de agosto los Beatles lanzaron en Gran Bretaña Revolver, su séptimo álbum. Tres días después, salió en Estados Unidos con tres temas menos que el inglés y en ambos países alcanzó rápidamente los primeros lugares. Iba a ser la última vez que las versiones británicas y norteamericanas de un LP del cuarteto serían diferentes.
A partir de Revolver nada volvió a ser igual; ni los Beatles ni la música ni nosotros.

 

 

 

“El misterio era enorme”, cuenta 50 años más tarde el escritor Fernando Villaverde, que entonces vivía en París. “Había anuncios, pósters y vallas por todas partes que solo decían el nombre y uno no sabía de qué se trataba, hasta que por fin llegó a las tiendas”.

 

 

 

Cansados de las giras, los conciertos y viajes, y de la presión que tenían las presentaciones en vivo, el grupo se encerró varios meses en los estudios de grabación de Abbey Road, en Londres, y experimentó con todo lo que se les ocurrió.

 

 

 

Paul McCartney lo dijo entonces en una entrevista con la revista británica Rave: “Todos nos interesamos en cosas que antes ni se nos hubieran ocurrido. Yo mismo tenía un millón de ideas”. Con el innovador Revolver entraron en la madurez absoluta que se anunciaba desde Rubber Soul, que había salido apenas el año anterior.

 

 

 

El disco tenía un nuevo estilo que iría evolucionando aun más en los siguientes trabajos, la sonoridad se desarrolló más y el ritmo era arriesgado. Marcó, además, no sólo el inicio de la carrera psicodélica del grupo –un camino del que no se alejarían– sino también el fin de una era.

 

 

 

“Hemos sido Beatles de la mejor forma que pudimos. Ustedes saben: esos cuatro alegres muchachos de Liverpool. Pero ya no somos así”, declaró poco después John Lennon.

 

 

 

UN GIRO MUSICAL
En Revolver se dieron muchos cambios. El propio título, que se refiere al movimiento —al revolving— de un long playing en un tocadiscos, no al arma de fuego, era el nombre más raro y provocador que hasta ese momento habían usado. La música se hizo más sofisticada y no sonaba a la voracidad juvenil de los primeros años; las letras dejaban un poco a un lado el asunto del amor y hablaban de los impuestos, del dinero y de aventuras en el mar; de la muerte, las drogas y la soledad, mientras la carátula no se limitaba a una foto del grupo sino fue diseñada según un collage de ilustraciones y fotos montadas en un dibujo del artista alemán Klaus Voormann, amigo de los cuatro desde la época de Hamburgo.

 

 

 

Los 14 temas, entre los que se destacan Taxman; Here, There and Everywhere –una de las más extraordinarias canciones de amor de los Beatles–, I’m Only Sleeping, For No One y Eleanor Rigby, eran joyas asombrosas que jamás pasarían de moda.

 

 

 

“Here, There and Everywhere”:

 

 

 

 

Taxman (compuesta por George Harrison; veamos una excelente versión, con Harrison y su gran amigo, el legendario guitarrista Eric Clapton):

 

 

 

 

 

For No One, también compuesta por Paul McCartney:

 

 

 

https://youtu.be/b3eQ5NTfXps

 

 

 

La dupla de John y Paul vivía uno de sus mejores momentos como los músicos de inapelable maestría y el místico George Harrison —siempre conocido como el Beatle Tranquilo— aportó tres canciones con el que impregnó a la banda de una increíble espiritualidad hindú (uso el instrumento sitar por primera vez), y demostró ser un compositor que debía tenerse en cuenta. Por si fuera poco, Ringo Starr interpretaba con alegría de Peter Pan Yellow Submarine, una de las canciones infantiles más imaginativas de todos los tiempos.

 

 

 

 

https://youtu.be/xj_xf_wCpRY

 

 

Para muchos admiradores, conocedores y especialistas de los Fab Four, Revolver es uno de los discos fundamentales del grupo y de la historia del rock.

 
EL IMPACTO EN CUBA

 
Aunque los Beatles eran los dueños del planeta, y nunca antes ni después el mundo entero vio, escuchó y vivió un prodigio semejante, en Cuba el sueño revolucionario de los primeros años había degenerado irremediablemente en una pesadilla totalitaria y el llamado Primer Territorio Libre de América era un lugar fantasmagórico, triste, y aburrido; donde el miedo, la paranoia y la delación crecían a diario.

 

 

 

El poder de Fidel Castro era tajante (Castro se jactaba de decir que odiaba el rock and roll y todo lo que representaba), el régimen se había convertido en una implacable dictadura, el país vivía momentos de gran represión, de persecuciones feroces y las purgas en las escuelas y las terribles recogidas estaban a la orden del día. Policías vestidos de policía y de policías vestidos de civil pelaban a los melenudos, les rompían los pantalones estrechos, las camisas de colorines y les quitaban y desbarataban cualquier disco sospechoso.

 

 

 

Por decreto gubernamental de la casta todavía dominante, no se permitía oír esa música libremente. Había que disfrutar a los grupos a escondidas, en el más solapado secreto. Para mi generación escuchar rock —y hasta jazz— significaba arriesgar los estudios, ser llamado al Servicio Militar Obligatorio, o a las brutales UMAP, y perder de por vida toda oportunidad de tener una carrera. A muchos les pasó.

 

 

 

Pero los jóvenes se las ingeniaban y llevaban a las fiestas y reuniones discos de los Beatles, los Rolling Stones o Janis Joplin metidos dentro una tapa de la Orquesta Aragón, Pello el Afrokán o Gina León —artistas orgullosamente nacionales— mientras en un balcón, por una ventana o detrás de la puerta alguien vigilaba la temida llegada de los chivatos del CDR o de la policía. Una noche, en casa de un amigo cuyo padre viajaba al extranjero y le traía todo lo que los demás no teníamos, escuché extasiado el Revolver entero.

 

 

 

El músico Adrián López Ballester, director del grupo Similar Prisoners, que pese a su juventud —nació diecisiete años después que se separaran— es una de las personas que más sabe de los Beatles de todas las que conozco, dice: “Es de una importancia tremenda. Fue una exploración única con las armonías y los arreglos. Se puede aprender oyéndolo”.

 

 

 

Ahora, a propósito de los 50 años de Revolver, los Beatles vuelven a aparecer y la efemérides resulta una invitación irresistible. Es bueno revivir esa mágica experiencia y una vez más maravillarse escuchándolos.

 

 

 

Los Beatles siempre regresan.

 

 

 

 

 

 

 

Fuente: americanuestra.com

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