Revista Semana: Adiós Venezuela,la tragedia de los caminantes (Video)

Revista Semana: Adiós Venezuela,la tragedia de los caminantes (Video)

Las carreteras de Colombia se han llenado de emigrantes venezolanos que huyen de la tragedia de su país. SEMANA acompañó a varios de ellos en este inhumano recorrido en el que con niños padecen hambre, sed, insultos y temperaturas de cero grados.

 

 

No había pasado ni un día después de haberlo dejado todo en Venezuela y Marielis Montero ya se enfrentaba a la peor adversidad del camino. Tomada de la mano de sus dos hijitas de 1 y 4 años, sintió que el mundo se le venía encima cuando un hombre armado que dijo ser del ELN le informó que para poder pasar la frontera debía pagar 20.000 pesos por cabeza.

 

 

 

Para ella, que sobrevivía en su país a punta de harina y huevos, 20.000 pesos colombianos eran toda una fortuna. Esta joven madre estaba ahí parada en esa trocha ilegal con sus niñas, su mamá, su papá, su esposo, un hermano con autismo que hace tres meses no se toma su medicamento y algunos amigos. Ninguno de ellos traía un centavo en el bolsillo.

 

 

 

Marielis, en un acto tal vez inocente, le rogó al guerrillero que si le podía pagar con artesanías. La oferta resultaba absurda en medio de un escenario tan hostil. Pero tal vez el llanto de las niñas hizo que el hombre se conmoviera. Los dejó pasar. Les dijo que corrieran y que no se les ocurriera mirar atrás. Dar vuelta ya no era una opción. Era jugarse la vida mirando al frente.

 

 

 

Así comenzó una travesía infame de 195 kilómetros a pie, un recorrido al que se lanzan diariamente cientos de venezolanos de bajos recursos que huyen del hambre que allá ya no da tregua. Se cree que unos 500 comienzan todos los días a esta caminata que entre Cúcuta y Bucaramanga puede durar entre seis y siete días. Muchos tienen su destino final en Bogotá, otros en Perú o Ecuador. Algunos no saben ni para dónde van. El bus nunca es una opción porque los pasajes resultan demasiado costosos. Algunos conductores les cobran más de lo normal por ser ilegales o se abstienen de recogerlos para no tener problemas con la Policía.

 

Los migrantes que deciden hacer el recorrido no saben a lo que se enfrentan. El trayecto, al principio afectado por un rayo de sol asfixiante, se va tornando insufrible por las bajas temperaturas que aparecen en la alta montaña. Y nadie va preparado para el frío. Hombres, mujeres y niños suben los cerros en fila india, con cobijas en la cabeza y chanclas de caucho como si acabaran de despertar y salir al patio de la casa.

 

 

 

La peor parte aparece en Pamplona. Allí comienza el ascenso al páramo de Berlín, una cadena montañosa perteneciente a Santurbán, cuyo pico más alto puede alcanzar los 3.300 metros sobre el nivel del mar. Ni Marielis ni sus dos pequeñas hijas jamás habían estado a cero grados centígrados. Ni mucho menos conocían la neblina.

 

 

 

La situación interna de Venezuela hace rato tocó fondo. Aunque por años se ha hablado de crisis, no es posible cuantificar la situación actual. En los últimos meses decidieron huir del país aquellos que jamás pensaron en hacerlo, esto es, los venezolanos más pobres que en su momento recibían los mayores beneficios de la revolución de Hugo Chávez.

 

 


Antes, dice Christian Krüger, director de Migración Colombia, partían los que tenían algún recurso para viajar. Hoy salen los que se ven obligados a cambiar la nevera por una caja de huevos, como le pasó a la mamá de Juan Alberto Mendoza, un migrante que llegó a Bucaramanga a dormir en las calles porque no ha encontrado ningún modo de ganarse la vida.

 

 

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