Con el paso de los meses se ha incrementado el número de personas que se forman en colas afuera de todos los establecimientos de Barquisimeto; esto se debe, según explican algunos comerciantes, a la “mafia” de la reventa, la cual está integrada por personas que viven de destinar su tiempo a ‘cazar’ productos de primera necesidad que posteriormente ofrecen a precios especulativos.
Karlina Torres está desempleada desde hace dos años, justo cuando dio a luz morochos. Hace siete meses decidió ‘montar’ una bodega en su casa ubicada en San Jacinto, allí vende ‘de todo’, sin embargo, la coyuntura económica actual ha resultado su mayor negocio, pues con la oferta de productos que escasean obtiene alrededor de 30 mil bolívares mensuales.
Se levanta todos los días a las 2:00 am, y tiene ‘colegas’ que se dedican a lo mismo, quienes se avisan mediante un mensaje de texto en qué sitios llegará algún camión con mercancía. En su casa deja a sus bebés durmiendo, bajo el cuidado de su mamá, pues ella pasa más de 10 horas ‘cazando’ los productos.
“Somos muchos los que hacemos esto, vamos de cola en cola, luego que compramos en un sitio nos vamos a otro, y así estamos. Yo prefiero revender que robar, porque yo estaba desempleada y tengo dos muchachos que mantener”, dijo Torres.
Argumenta que no siente culpa al revenderle a sus vecinos los productos a costos muy elevados. “No me interesa, la gente tiene plata y paga lo que sea por eso, además el que no se cala la cola tiene que pagar más, mi tiempo también vale”.
El caso de Karlina se replica en cientos de personas en la ciudad, a quienes se le suma la historia de los buhoneros, quienes en cualquier acera de la ciudad ofertan productos al triple del costo real. Los revendedores consultados aseguraron que están conscientes del daño que hacen, pero la mayoría se defendió diciendo: “Hay que sobrevivir en este país haciendo lo que sea porque la situación está muy difícil”.
Agregaron que lo que les genera mayor ingreso es la reventa de pañales. Un paquete lo ofrecen entre Bs. 800 y Bs. 1.000, pese al precio regulado de un paquete talla XG de 32 unidades, que está marcado en Bs. 116,60; esta presentación es una de las más buscadas.
Así pues, este sector de la sociedad que ha encontrado en la escasez un nuevo empleo también incluye a los que venden los puestos de la cola, quienes aseguran que perciben más de un salario mínimo con este oficio. El valor del puesto varía según el producto que oferten ese día, el cual va desde 300 hasta 800 bolívares. Quienes viven en situación de calle son los que más realizan esta práctica, éstos aprovechan su realidad para pernoctar fuera de los establecimientos y al amanecer hacer negocio con quien necesite pasar al local bien temprano.
Pero no todo es trampa y mafia. Hay personas honestas que se ven obligadas a hacer las colas. Éstos aseguran que es “impresionante” la cantidad de revendedores que se forman en filas, la mayoría de éstos, según denuncian, ya “hicieron amistad” con los trabajadores de los establecimientos y por eso tienen algunos beneficios, entre los que están llevar más mercancía de la establecida y pasar sin hacer cola. El grupo de afectados que estaba ayer en una fila de aproximadamente kilómetro y medio en las afueras de un supermercado, miraba el escenario con tristeza, expresando su molestia y cansancio ante tanta ‘viveza criolla’.
Sofía Nunes.
EL INFORMADOR