Los legisladores advirtieron que en caso de tener grabaciones y no entregarlas, el presidente podría enfrentar una posible citación legal.
Legisladores republicanos presionaron el domingo al presidente Donald Trump para que confiese si tiene grabaciones de conversaciones privadas con el entonces director del FBI, James Comey, y para que las proporcione al Congreso de ser el caso.
Los legisladores advirtieron que en caso de tener grabaciones y no entregarlas, el presidente podría enfrentar una posible citación legal, en momentos en que la investigación del Senado sobre colusión con Rusia u obstrucción de la justicia se ha extendido a un miembro del gabinete del mandatario —el secretario de Justicia, Jeff Sessions.
Fue un signo más de intensificación de las consecuencias del testimonio de la semana pasada de Comey respecto a una indebida presión de Trump, testimonio que originó el viernes una respuesta colérica del mandatario, quien dijo que Comey estaba mintiendo.
«No comprendo porqué el presidente sencillamente no aclara este asunto de una vez por todas», dijo la senadora republicana Susan Collins, un miembro de la comisión, en referencia a la existencia de alguna grabación.
Describió el testimonio de Comey como «franco» y «cabal», y dijo que apoyaría una citación legal si fuera necesario. Trump «debería entregarlas voluntariamente», agregó Collins.
El senador republicano James Lankford, también miembro de esa comisión, estuvo de acuerdo en que el panel necesita escuchar cualquier grabación que exista. «Obviamente hemos presionado a la Casa Blanca», señaló.
Los asistentes de Trump han eludido preguntas sobre si han sido grabadas conversaciones relativas a la investigación sobre Rusia, y lo mismo ha hecho el presidente. Al ser presionado sobre el asunto el viernes, Trump dijo «les diré sobre ello quizá en algún momento en el futuro muy cercano”.
¿Testimonio público?
Por otra parte Sessions enfrentará el martes cuestionamientos incisivos de sus antiguos colegas, los senadores miembros de la Comisión de Inteligencia de la cámara alta. No se sabe aún si esa audiencia será pública o a puertas cerradas.
“Hago un llamado a que la Comisión haga la audiencia con el fiscal general en público”, dijo el senador demócrata por Oregon, Ron Wyden.
Se espera que el testimonio del martes de Sessions ayudará a exponer la verdad sobre las acusaciones de Comey, incluyendo la presencia de Sessions en la Casa Blanca en febrero cuando Trump pidió hablar a solas con Comey. El exdirector del FBI argumenta que Trump le solicitó entonces que cancelara una investigación sobre los contactos del ex asesor de seguridad nacional Michael Flynn con Rusia.
Comey dijo además que Sessions no respondió cuando él se quejó de que «no quería estar a solas con el presidente nuevamente». El Departamento de Justicia ha negado eso, y dijo que Sessions manifestó a Comey la necesidad de ser cuidadoso sobre seguir políticas apropiadas.
«Queremos poder tener su versión sobre ello», dijo Lankford.
El senador demócrata Jack Reed dijo que «existe un interrogante real sobre la conveniencia” del involucramiento de Sessions en el despido de Comey, porque Sessions se había hecho a un lado de la investigación federal sobre los contactos entre Rusia y la oficina de la campaña presidencial de Trump. Comey estaba encabezando esa indagatoria.
Reed dijo que quería saber si Sessions tuvo más reuniones de las que han sido reveladas con funcionarios rusos, cuando se desempeñó como asesor de campaña de Trump.
Otro exfiscal denuncia a Trump
Mientras tanto, otro prominente exfiscal despedido por el presidente, Preet Bharara, dijo el domingo haber reportado al Departamento de Justicia los esfuerzos del presidente por “cultivar algún tipo de relación” con él, mientras fungía como fiscal en Manhattan y describió algunas llamadas telefónicas que le hizo Trump que le hicieron sentirse incómodo.
Bharara dijo en una entrevista con George Stephanopoulos, de la cadena ABC, que aunque no era el director del FBI, era el jefe principal en Manhattan, con jurisdicción sobre muchas cosas, incluyendo los negocios de Trump en Nueva York.
Bharara aseguró que fue despedido 22 horas después de que no quiso recibir una última llamada del presidente. Un portavoz del abogado personal de Trump, Marc Kasowitz, dijo que Bharara “mereció ser despedido” por no tomar la llamada y lo acusó de ser un “demócrata de la resistencia”.
Voz de América