Las críticas a los consejeros de la Casa Blanca y al mismo presidente no son nada nuevo.
Pilar del primer mandato de Barack Obama, Robert Gates, republicano que permaneció al frente del Pentágono tras el cambio de gobierno, ha asestado un duro golpe al presidente demócrata al cuestionar en un libro su liderazgo y a su equipo de colaboradores.
El ataque del exsecretario de Defensa (2006-2011) contrasta con las alabanzas a Obama, principalmente por su «valiente» decisión de eliminar al jefe de Al Qaida, Osama bin Laden, pero logra hacer daño a un presidente ya debilitado y que sin duda será explotado por los republicanos, señaló AFP.
Pero en sus memorias «Duty: Memoirs of a Secretary at War», que serán publicadas el 14 de enero y sobre las que los principales diarios estadounidenses ya han publicado algunos extractos, Gates ha logrado hacer tambalear los cimientos de Washington debido a su estatus y al respeto que le tiene la clase política.
Señal del torbellino que han causado las revelaciones del exjefe del Pentágono, los colaboradores de Obama no han tardado en salir al paso.
«(Gates) siempre ha dicho que tenía una buena relación laboral con el presidente», recordó en NBC David Axelrod, un exconsejero y hombre cercano a Obama. El exjefe de gabinete de la Casa Blanca Bill Daley reconoció a CBS que la publicación de estas memorias es «bastante desafortunada» y no aporta «nada» ya que el conflicto afgano todavía no ha terminado.
Precisamente los extractos difundidos revelan el resentimiento de Gates frente a la estrategia de la Casa Blanca en Afganistán.
El exsecretario de Defensa describe una reunión de marzo de 2011 en la que Obama parecía no creer más en la táctica adoptada 18 meses atrás de enviar 30.000 efectivos suplementarios y manifiesta sus dudas sobre las capacidades del general David Petraeus, comandante de las fuerzas de Afganistán.
«Mientras me sentaba, pensé: el presidente no confía en su comandante, no soporta a (el presidente afgano, Hamid) Karzai, no cree en su propia estrategia y no considera que esta guerra sea suya», confiesa.
Obama era «escéptico o (estaba) totalmente convencido de que (su estrategia) iba a fracasar», añade. Lamenta además la «suspicacia» y la desconfianza manifiesta del presidente hacia los generales encargados de aconsejarlo y poner en práctica la estrategia, lo que no tardó en convertirse en un «grave problema».
Palos a asesores de la Casa Blanca
El libro también apunta al funcionamiento de la Casa Blanca y al grupo de consejeros del presidente, «que llevó a la microgestión y la intromisión en las operaciones a un nuevo nivel». Gates también hace referencia a consejeros «a veces condescendientes y ofensivos» en relación con los responsables militares.
El exjefe del Pentágono es especialmente áspero con el vicepresidente Joe Biden, quien, junto al consejero de seguridad nacional Tom Donilon, era partidario de enviar un número más reducido de refuerzos a Afganistán y «ponía palos en las ruedas».
«Se ha equivocado en casi todas las decisiones importantes de política exterior y de seguridad nacional en estas últimas cuatro décadas», afirma sobre Biden.
La publicación de las memorias de Gates coincide con un momento significativo: Obama sigue gobernando y todavía debe tomar importantes decisiones sobre Afganistán, sobre todo en cuanto a la presencia militar estadounidense tras el fin de la misión de la OTAN a fines de 2014.
A pesar de las críticas, el exsecretario de Defensa define al mandatario demócrata como un hombre «íntegro», que «ha tenido razón en cada una de sus decisiones», tanto sobre el envío de un comando de élite a Pakistán para eliminar a Bin Laden como la intervención en Libia, sobre las que él mismo era reticente.
Gates no olvida a Hillary Clinton, exsecretaria de Estado y posible candidata demócrata en 2016, de quien dice que confesó a Obama que se había opuesto a la estrategia de George W. Bush a fines de 2007 de enviar refuerzos a Irak por motivos puramente políticos.
Fuente: Agencias