¿Qué es la infidelidad? ¿Es sexo, es conexión, es un coqueteo por WhatsApp, es un masaje con final feliz? ¿Sexting, ver porno, participar en secreto en aplicaciones de citas? ¿Es hacerlo, es pensarlo? Como no hay una definición clara las estimaciones de cuantas personas son infieles varían del 26 al 75%. Es un acto universalmente prohibido y a su vez, es algo universalmente practicado.
Son muchas las parejas que deciden acudir a terapia de pareja cuando una infidelidad sale a la luz. Es una buena oportunidad para pararnos a pensar en ver esta situación desde diferentes perspectivas. Veo la infidelidad desde una doble perspectiva: daño y traición por un lado, crecimiento y autodescubrimiento por otro.
La infidelidad es una forma de traición dentro de la pareja, que genera mucho dolor, pero sin duda no es la única, ni necesariamente la peor, existen otras muchas formas de traición como la indiferencia, la crítica constante, el desprecio.
También puedo ver en muchas parejas cómo la infidelidad es un toque para relaciones moribundas. Son muchas las parejas que tras una infidelidad deciden permanecer juntas, unas lo hacen a duras penas, es decir sobreviven y otras pueden convertir la crisis en una oportunidad. Pueden convertir esto en una experiencia generativa. Son muchas las parejas que, en esta situación de distanciamiento, confiesan que, aunque no hayan sido ellas/ellos los que han engañado, lo habían deseado, pero no lo hicieron. Que incluso pueden llegar a entender que haya pasado.
Cada pareja ha de tomar una decisión de qué legado quiero que deje dentro de la pareja, sin duda una infidelidad genera un gran desorden dentro de una relación, pero también es un espacio para que la pareja pueda dar lugar a un nuevo orden, donde aparecen conversaciones de honestidad y entrega, que reconocen que son como no tuvieron durante décadas, y parejas sexualmente indiferentes que de repente sienten un deseo enorme, y ganas de estar juntas, un deseo que no saben muy bien de donde viene. Es como si el miedo a la pérdida reactivara el deseo.
No en vano lo vemos a menudo a nuestro alrededor, tanto la misma infidelidad como la lucha por salir adelante (juntos o en pareja): en amigas, compañeros de trabajo, en el cine, en la televisión…
¿Qué cosas pueden hacer una pareja en esta situación?
– El trauma empieza a sanar cuando el autor puede ser capaz de ponerse en el lugar de la otra persona y reconocer el dolor por herir al otro. Permitirse a la vez apreciar lo vivido, pero también conectar con el efecto que ese acto generó en la pareja y de dónde viene. Es su responsabilidad hablar del tema, no taparlo o pretender olvidarlo.
– Para la otra persona (engañada) es fundamental recuperar el sentido de la autoestima, rodearse de amor, de amigos, actividades que le devuelvan la alegría y el sentido y su identidad. Frenar la curiosidad de hurgar en los detalles sórdidos, preguntas que solo causan daño, para hacer otro tipo de preguntas con sentido: ¿Qué significó esta aventura para ti? ¿Qué pudiste experimentar y expresar allí que ya no puedes conmigo? ¿qué sentías cuando volvías a casa? ¿qué valoras de nosotros?
Cuando viene una pareja dónde ha salido a la luz una aventura, les digo; en occidente la mayoría de nosotros tendremos dos o tres relaciones o matrimonios, y algunos lo pueden tener con la misma persona. Su primer matrimonio terminó, ¿desearían el segundo juntos?
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