La hambruna de mediados de los años 90 en Corea del Norte desató una lucha por la supervivencia en la que perecieron los más débiles: discapacitados, ancianos y niños, contaron el jueves a la ONU desertores norcoreanos.
Corea del Norte es uno de los países más aislados del mundo y uno de los últimos regímenes comunistas del planeta, indicó AFP.
«Las personas no son tratadas con dignidad en Corea del Norte, a veces (son consideradas) como infrahumanos», declaró Ji Seong-Ho, que perdió una mano y una pierna a los 14 años, cuando trató de robar carbón.
Los discapacitados mentales o físicos son considerados «inútiles» para la sociedad, añade Ji, de 31 años, ante la comisión de investigación de Naciones Unidas, que examina por primera vez oficialmente el estado de los derechos humanos bajo el régimen de los Kim.
Corea del Norte, que niega cualquier abuso, no reconoce esta comisión y negó el acceso al país de una delegación.
Durante la hambruna de 1994-98, en la que murieron hasta un millón de personas (sobre una población de 20 millones), los norcoreanos utilizaban toda su energía para encontrar alimentos. Y los más débiles — los niños, los ancianos y los discapacitados — eran los más vulnerables.
«Había discapacitados en nuestra ciudad. Cuando la situación alimentaria se mejoró a finales de los 90, no los volvimos a ver. Sin duda murieron», añade este hombre que logró escapar de su país natal en el 2006.
Kim Hyuk, de 32 años, se convirtió a los 7 años — cuando murió su madre– en un «ggotjeb», el término coreano para designar a los niños de la calle, que piden limosna o roban para comer.
«Cuando comencé aquella vida, la gente nos daba de comer. Todo cambió con la hambruna». Los niños morían en las calles. La policía estaba encargada de recoger a los supervivientes y enviarlos a orfanatos, en donde muchos morían, fuera de la vista de los otros.
«No había nada más de comer que hojas de maíz en polvo, que constipaban. Comía lagartos, serpientes, ratas y césped», cuenta Kim, que vivió tres años en un orfanato. De los 75 niños residentes, 24 murieron.
Atrapado por la policía al tratar de pasar la frontera con China, este hombre pasó 20 meses en un campo de reeducación. En el 2000 logró escapar a China, antes de pasar a Corea del Sur.
Fuente EU