Desde el miércoles en la tarde un sinnúmero de personas de distintas partes del Táchira, e incluso de fuera de la entidad, que tiene en su haber un pariente desaparecido, ha acudido a la morgue del Hospital Central de San Cristóbal para buscar información sobre el avance del proceso de identificación, que seis expertos en medicina forense adelantan en las doce osamentas localizadas hace unos días en tres fosas comunes, en una zona boscosa de La Mulata, municipio Pedro María Ureña.
Se dijo que la angustia e incertidumbre reina entre estas personas que, muy a su pesar, prefieren saber ya si su ser querido se encuentra entre las víctimas, antes de seguir con el dolor de no saber absolutamente nada de ellos, algunos desde hace varios años.
Con timidez, llegan y se aglomeran a la entrada de la morgue, instalación que mantiene el paso restringido desde hace dos días para los periodistas, y poco a poco se acercan a los efectivos de la PNB dispuestos en el portón principal, a quienes les preguntan cómo hacen, qué pasos deben cumplir para poder tener acceso a uno de los patólogos que tienen contacto directo con las osamentas.
La orden que hay es que solamente puede pasar una persona por familia. La dirigen hasta la carpa militar que instalaron frente a Medicatura Forense, que es el lugar que habilitaron para el equipo de expertos comprometido con el trabajo de identificar las víctimas. Afuera se quedan los demás, esperando. Lo que sucede en la carpa, no se sabe.
Desde el martes el equipo médico-forense trata de “armar” los esqueletos, de clasificar las evidencias, como ropa, zapatos, correas, zapatos y cualquier otra pieza que se cree que pertenece a determinada osamenta.