El Real Madrid dejó prácticamente sellado el pase a su tercera semifinal consecutiva en la Liga de Campeones con una victoria rotunda (3-0) ante el Galatasaray, un rival inferior que fue incapaz de ocultar sus carencias.
Solo la falta de acierto, una vez más, y la intermitencia en el juego evitaron un marcador más abultado y el cierre definitivo del envite a favor del equipo blanco para convertir el choque del Turk Telekom Arena en un trámite.
Ese escenario es a lo único que se aferra el cuadro turco, resignado a su inferioridad y que no contará, además, con su goleador Burak Yilmaz, que, advertido, vio una nueva tarjeta amarilla.
José Mourinho se decidió por el francés Karim Benzema en lugar del argentino Gonzalo Higuaín. Pero fue más inesperada la presencia en el once del ghanés Michael Essien en el lateral derecho en el lugar previsto para Álvaro Arbeloa.
Fatih Tarim no varió su equipo titular. Tiró de lo previsto. Con la inclusión del español Albert Riera, ahora reconvertido en defensa izquierdo.
Se las vio con Ángel Di María, el más eléctrico al principio.
No fue cierto que el cuadro turco saliera al ataque, como había aventurado su preparador. Sin embargo tampoco optó por unas precauciones defensivas estrictas, férreas. Se quedó a medio camino de una cosa y otra. Concedió espacio al Real Madrid y, sobre todo, se descuidó en las pérdidas ante la presión blanca.
Fue en una de esas cuando una acción iniciada por Benzema y seguida por Mesut Ozil fue finalizada por Cristiano Ronaldo, que abrió el marcador a los diez minutos.
Pudo empatar Didier Drogba a continuación con un disparo en la media luna que salió por encima de Diego López. Fue síntoma de que buscó el balón el cuadro otomano y eso llevó el partido a un ir y venir. A un debate alocado.
El Galatasaray arriesgaba. De la mano de Selcuk Inan, buscó a Burak Yilmaz y sobre todo a Drogba. Pagó su osadía antes de la media hora, con un centro de Essien que cayó en los pies de Benzema, hasta ese momento desacertado en cada acción.
El francés aprovechó un error de Emmanuel Eboué, que ya quedó en evidencia en el primer gol, y batió por segunda vez al uruguayo Fernando Muslera.
El partido se rompió. Se sumió en el desorden turco. Diego López apareció en el tramo final de la primera parte para desviar un lanzamiento de Eboue, que se plantó solo ante el meta.
Drogba fue la única amenaza del equipo turco. El marfileño tiró de clase y potencia en cada acción, aunque se topó con Sergio Ramos y Raphael Varane en cada intento. El galo mantuvo el tono portentoso del que presume hace tiempo.
Terim movió ficha en el descanso. Quitó a Sneijder, desaparecido en el partido, y dio entrada a Gokhan Zan, al que incrustó en la zaga. Un movimiento aparentemente defensivo, con cinco hombres en la retaguardia.
El partido se puso de cara para el Real Madrid. Cómodo por un lado, aunque caótico. No finalizaba sus acciones el conjunto de Mourinho, que llegó con insistencia al área otomana.
Con el Galatasaray roto y después de varias advertencias, llegó el tercero en una falta lanzada por Xabi Alonso que remató de cabeza Gonzalo Higuaín para anotar el tercero, que puso al Real Madrid muy cerca de las semifinales. /JM
Fuente: Agencias