Con motivo 212° aniversario de la Declaración de la Independencia, el presidente del Instituto de Estudios Parlamentarios Fermín Toro, Ramón Guillermo Aveledo, pronunció el Discurso de Orden en Rubio, Táchira, invitado por el Concejo Municipal de Junín. Destacó la necesidad de comprender y aceptar las diferencias para avanzar hacia una convivencia libre y justa. “Es la responsabilidad que Venezuela nos reclama”.
“Los venezolanos necesitamos puentes entre nosotros; necesitamos reconocernos y reencontrarnos en la conciencia del común destino, comprendiendo nuestras diferencias y aceptándolas, para poder labrar y avanzar hacia una convivencia libre, justa, abierta a las oportunidades. Y para demostrar que sin dejar cada uno de ser lo que somos, somos capaces de entendernos y echar las bases de una casa compartida. Atrevámonos a ser puentes entre la realidad que vivimos y la que todos queremos vivir. Esa es la responsabilidad que nos reclama Venezuela hoy”.
Así lo expresó Ramón Guillermo Aveledo, presidente del Instituto de Estudios Parlamentarios Fermín Toro, durante el Discurso de Orden que pronunció en la ciudad de Rubio, Táchira, en el cual evocó el espíritu del Congreso de 1811, con motivo de la conmemoración del 212° aniversario de la Declaración de la Independencia de Venezuela.
El profesor fue invitado por el Concejo Municipal de Junín, que le confirió la condecoración Don Gervasio Rubio Vargas, en reconocimiento a su labor de hacer país. “La llevaré con orgullo porque lleva el nombre de su fundador, un verdadero prócer del trabajo, y el trabajo es un valor de esta comunidad y una de las claves de la transformación para la Venezuela que será”, dijo.
El acto tuvo lugar este 5 de julio, en la Plaza Bolívar de la capital del municipio, con asistencia de un nutrido público conformado por las autoridades de la alcaldía, concejales, estudiantes de escuelas y colegios locales, y representantes de partidos políticos y sociedad civil, entre otros.
Aveledo inició su disertación expresando su gratitud al Legislativo local por la distinción, y resaltó la importancia de Rubio, fundada en 1749, “hija natural del trabajo y del café” que impulsó a una clase media rural “vigorosa en vocación de prosperidad por sobre las dificultades”; y es cuna de “rubienses notables”, como el arquitecto Carlos Zapata y el periodista Roberto Giusti.
“Significa mucho para mí estar aquí, cuando celebramos el cumpleaños 212 de la Independencia que, como la República, es todavía obra inconclusa, asignatura pendiente de nosotros los venezolanos”.
Vistazo a la histórica Declaración
En un vistazo de la historia, recordó que la Declaración de Independencia y la primera Constitución, “la tercera escrita en el mundo”, fueron actos del Congreso de 1811 que debatió libremente entre ideas distintas, y no fue una barra ni un decorado para guardar las apariencias. “Fue un parlamento de verdad”.
Consideró que las crónicas publicadas por el Legislativo de 1811 sobre la instalación, el 2 de marzo, de los 30 diputados electos en los comicios de 1810, y juramentados en la Catedral de Caracas, “son signo de la conciencia de la responsabilidad de la representación: transparencia, rendición de cuentas, porque el pueblo tiene derecho a ser informado”.
Destacó que la histórica instalación, la mayoría a favor de la Independencia, ponderó factores internos y externos “que aconsejaban contra todo apresuramiento”. Entre los internos, citó las exigencias de formación de un ejército y que las provincias Coro, Maracaibo y Guayana no tenían representación. Contra esta mayoría independentista, Juan Vicente de Maya, diputado por La Grita, expresó su voto razonado en contra, ante un enardecido parlamento.
“La política condujo a la Independencia, pero después no supo o no pudo preservarla. Fracasó la política. No se midieron cabalmente las dificultades y se subestimaron por impreparación los obstáculos previsibles”, señaló Aveledo, y mencionó la posición de incomprensión de España de la realidad americana. Luego, apareció la guerra que marcó el siglo XIX venezolano.
“El 5 de julio asumimos el compromiso de ser República, una República que deberá ser construida con acuerdos fundamentales y la tenaz e incansable voluntad de corregir errores, de mantener el rumbo, porque las instituciones son la prueba de la perseverancia de los pueblos, de su paciencia y su capacidad de aprendizaje”, señaló. Y agregó que Venezuela reclama responsabilidad, como lo advirtió en su discurso del 5 de julio de 1993, en el Congreso.
Puente, necesidad nacional
Luego de afirmar que Venezuela reclama responsabilidad y libertad, “que son hermanas”, hizo alusión a la necesidad de un puente como el de Rubio que acerca a los pueblos de Venezuela y Colombia.
“Pero, no nos engañemos, los venezolanos necesitamos puentes entre venezolanos. Tenemos muchos y graves problemas. Y son problemas de verdad”, indicó para hacer a “la economía menguada que se va quedando atrás de las corrientes regionales y mundiales”, la acentuada desigualdad, la emigración masiva que no cesa, el abismo se abre entre las regiones y el poder en la capital, las fallas de los servicios públicos y del combustible, así como de la educación en todos sus niveles.
“Todos esos problemas nos convocan a todos, sin excepción” y señaló que el más grande es que “no sepamos ver” que ese cuadro complejo nos afecta a todos los venezolanos..
“Necesitamos puentes entre nosotros. No podemos vivir aislados en nuestro pedacito. Necesitamos reconocer el pluralismo como natural. Necesitamos reconocernos. Atrevernos a tender puentes entre las opiniones, entre los intereses, entre las regiones y entre éstas y la capital, entre civiles y militares. Esos puentes humanos parecen ser los más difíciles de edificar pero sobre todo, los más difíciles de cruzar. Los más difíciles, ciertamente, pero también los más necesarios. Y la política es el arte de hacer posible aquello que es necesario”.
Y más adelante, precisó: Tender puentes entre nosotros para reencontrarnos en la conciencia del común destino, comprendiendo nuestras diferencias y aceptándolas para poder labrar, con el esfuerzo requerido por una tarea sin final, pero con finalidades: avanzar hacia una convivencia libre, justa, abierta a las oportunidades. Sin divisiones artificiales, sin discriminaciones, sin exclusiones. Puentes humanos para demostrar que sin dejar cada uno de ser lo que somos, somos capaces de entendernos y echar las bases de una casa compartida. Atrevámonos a ser puentes entre la realidad que vivimos y la que todos queremos vivir. Esa es la responsabilidad que nos reclama Venezuela hoy”.
Citó palabras del monseñor Mario Moronta, Obispo de San Cristóbal. “El mundo es la sociedad concreta, con sus manifestaciones culturales, históricas, sus tendencias…’ Y no escogemos la realidad que nos toca vivir. Debemos sí, adaptarnos a ella para poder incidir en cambiarla”.