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¿Quieres tener un día productivo? Préstale mucha atención a lo que comes

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¿Quieres tener un día productivo? Préstale mucha atención a lo que comes

Hay días de trabajo en los que te sientes más enérgico, más inspirado y más productivo, mientras que hay otros en los que te sientes más cansado, ocupado y estresado y sin apenas fuerzas al final del día. Cuando pasas varias horas en el trabajo, vale la pena que ese tiempo sea saludable para el cuerpo y la mente. Crear ciertos hábitos, sencillos e inteligentes, a lo largo de la jornada laboral, puede ayudar a aumentar la creatividad y productividad mientras se reduce la fatiga y se minimiza el estrés.

 

 

Buen combustible.

Las hortalizas, las frutas, los granos enteros, las proteínas y las grasas saludables te proporcionarán una fuente constante de energía durante todo el día, al tiempo que te ofrece la nutrición que necesitas a largo plazo. Muchos platos de comida rápida o de comida para llevar contienen azúcar, sal, harina blanca, grasas y proteínas de baja calidad. Esos ingredientes pueden dejarte hinchado y perezoso, y eso afecta gradualmente a tu salud y también amplía tu cintura.

 

 

No ignores el hambre.

Cuando estás ocupado, es fácil no pensar en la comida. Pero cuando terminas y vas de camino a casa te das cuenta de que tienes hambre y te comerías cualquier cosa en abundancia, sin tener en cuenta el sabor o la nutrición. Con el tiempo, hacer caso omiso a las señales de hambre puede ser malo, ya que hace más difícil saber si realmente estás hambriento.

 

 

Toma tu almuerzo.

Desconectarte del trabajo al mediodía puede darte un impulso de energía y hacer que tu tarde vaya mejor. Si es posible, almuerza en un lugar que no sea tu escritorio y, si el tiempo lo permite, hazlo afuera. Ahí puedes obtener una dosis de luz solar y aire fresco.

 

 

Comer atentamente.

Si no tienes más remedio que comer en tu escritorio, entonces abstente de estar revisando el correo electrónico, seguir trabajando o hablar de trabajo. Respira profundamente, come despacio y saborea tu plato delicioso y saludable. Mientras que el volumen y la composición de tu comida te ayudan a sentirte más satisfecho, los aspectos sensoriales también ayuda a ello (el sabor, el aroma, la textura, el color y la temperatura). Si comes de forma muy rápida y prácticamente sin notar los alimentos, tú mismo te estás negando la experiencia de la comida completa, y puede dejarte con la sensación de que necesitas morder algo más.

 

 

Administrar el ambiente de trabajo.

Si trabajas fuera de casa, pasas mucho tiempo en tu lugar de trabajo lo que hace que ese sitio sea tu segundo ambiente de alimentos más importante (después de tu casa). Es un entorno que puede ser impredecible en cuanto a las tentaciones que puedas encontrar, especialmente traicioneras si tu trabajo es estresante y tienes la necesidad de comer. Empaquetar tu propio almuerzo o hacer bocadillos atractivos y nutritivos puede servirte de defensa a ofrendas menos nutritivas de las máquinas expendedoras o de los compañeros de trabajo. Si compras tu almuerzo, haz el pedido por adelantado antes de que tengas hambre, así puedes hacer una elección mucho más saludable.

 

 

Mantente hidratado.

Incluso la deshidratación en un grado menor puede causar dolores de cabeza y hacer que te sientas cansado e incapaz de concentrarte, algo que no es bueno para tu productividad y bienestar. No hay reglas universales sobre cuánto hay que beber, así que lo mejor es que tú seas el guía. Bebé por lo menos de seis a ocho vasos de agua al día, y más en los días en los que haces ejercicio. Una forma de saber que lo estás haciendo bien: si tu orina es clara o muy ligera, probablemente vas por el buen camino.

 

 

Muévete con frecuencia.

Nuestros cuerpos están destinados a moverse con frecuencia y eso incluye más que el simple ejercicio planificado. Si te sientas durante todo el día en el escritorio, debes destinar un momento para moverte, por lo menos, una vez cada hora. Levántate, llénate un vaso de agua, vete a hablar con tus compañeros de trabajo en vez de mandarle un correo electrónico o ves a dar un corto paseo.

 

 

Respira.

La respiración profunda es el elemento energizante que ya viene incorporado a nuestro cuerpo, y eso alivia el estrés. Simplemente haz algunas respiraciones profundas y eso puede ayudarte a sentirte mucho más tranquilo. Si tienes más tiempo, siéntate y concéntrate en tu respiración durante unos minutos. Haz esto durante varias veces al día para relajarte y recargarte. Hazlo más a menudo si notas que estás tenso o estresado.

 

 

No realizar múltiples tareas.

Puedes estar pensando en que estás siendo súper productivo, cuando en realidad no es así. Los estudios demuestran que el multitasking (multitarea) desperdicia el tiempo, más que el que ahorra. Y lo que es peor, reduce nuestra función cerebral con el tiempo. Cuando te puedes permitir concentrarte en una tarea o un proyecto sin ningún tipo de distracción (correo electrónico, redes sociales, ventanas de navegador), puedes hacerlo mejor y mucho más rápido. Y luego tendrás la satisfacción de comprobarlo en tu lista de tareas pendientes.

 

 

Haz caso a tus límites.

Establecer un cierto grado de equilibrio es importante para ayudarte a funcionar mejor en el trabajo y en el hogar. Evita estar demasiadas horas extra en el trabajo y que eso se convierta en una práctica regular. Es importante para tu salud y tu bienestar que pases tiempo con amigos y familiares, así como que te tomes tu tiempo para hacer ejercicio, preparar comidas o simplemente relajarte.

 

 

Fuente: infobae / MF

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