Sé que no es fácil, pero si estas convencida de que divorciarte es lo mejor, debes hacerlo. ¿Cómo? Sigue estos consejos para tomar coraje y da ese paso que tanto necesitas.
Primero, ¿estás realmente decidida?
Es una gran decisión que va a cambiar tu vida, ¿lo pensaste bien? A lo que me refiero es que no debes pedir el divorcio en medio de una pelea, sin meditar, sino que de verdad tienes que sentarte a reflexionar, porque una vez que lo menciones no hay vuelta atrás.
Cuando sabes que el divorcio es la salida, pero no te animas a pedirlo, un buen consejo es reflexionar acerca de cómo va a cambiar tu vida. Vas a estar más tranquila, lejos de problemas, vas a volver a disfrutar de las pequeñas cosas, de tu familia, de tus amigas… vas a volver a reír. No pasa de un día al otro, es un proceso un poco largo, pero al final liberador.
Planea lo que vas a decir
Para estos casos es mejor tener un discurso preparado acerca de lo que vas a decir. No lo cites sin pensar las palabras que necesitas para pedirle el divorcio. Jamás utilices términos agravantes ni violentos. Usa la reflexión para hacerle ver la realidad de la pareja y tus sentimientos.
Siempre ten en cuenta que lo más importante en cualquier relación, aunque esté terminando, es la comunicación. Usa las palabras correctas y no le eches la culpa del fracaso.
Te vas a sentir liberada
Si el problema es que no te animas a decírselo, lo mejor que puedes hacer es pensar que el mal trago solo va a durar unos minutos y luego pasará. Recuerda que vas a sacarte un peso de encima y te vas a sentir liberada tras haber logrado comunicar tu decisión.
Así pasa con todo en esta vida. No des vueltas, no demores, anímate a pedirle el divorcio para que al fin comience a cambiar tu vida, nadie va a hacerlo por ti.
Planea en qué momento se lo dirás
Como es una decisión bien pensada, lo mejor es que planees también el momento justo para comunicarla. Jamás le pidas el divorcio por teléfono, mensaje, correo o chat, es algo que requiere de una conversación cara a cara.
Hazlo en un momento en el que estén tranquilos, sin niños entre medio y, si sientes que puede llegar a ponerse violento, cítalo en un lugar público.
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