No es posible asociar la invención del pincel a un nombre concreto, entre otras cosas porque los primeros, elaborados con ramas deshilachadas, se remontan a la Edad de Piedra, hace unos 25.000 años.
Siglos después, en el IV a.C, los alfareros egipcios pintaron objetos con pinceles hechos con pelos de buey; aunque fueron los chinos quienes le dieron a esta herramienta un grado de perfección mayor. Ellos fueron los pioneros en utilizar el pelo de la cerda en sus pinceles de caña de bambú, ideales para lacar mediante el uso del aceite de lino -caracteres chinos de 4.000 años de antigüedad se conservan impecables en la actualidad-.
En Occidente, los primeros pinceles fabricados artesanalmente durante la Edad Media carecían de una calidad suficiente como para ejecutar grandes obras de arte. No estaban a la altura, por lo que tuvieron que ser los propios pintores quienes los diseñaran y mejoraran según sus necesidades. Así fue hasta finales del siglo XVIII, cuando aparecieron las primeras manufacturas de importancia en Francia y Alemania.
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