El 14 de junio de 1900 el esgrimista cubano Ramón Fonst se convirtió en el primer latinoamericano en ganar una medalla de oro.
Sucedió en las Olimpiadas organizadas en París en el año 1900. En el momento de ganar la presea dorada, tenía 17 años. Luego del triunfo declaró a la prensa:
«Cuando gané el campeonato olímpico, en el año 1900, contaba sólo 17 años, y a pesar de la franca y potente hostilidad de los jueces, que no sólo veían en mí a un extranjero, a un latinoamericano, a un intruso, sino a un muchacho que debía únicamente estar estudiando en liceo y no derrotando a ídolos consagrados».
Aumentó el medallero de Cuba en Juegos Olímpicos, con destacadas actuaciones en las pruebas de florete y espada de la tercera edición de San Luis, en 1904. Tras conseguir preseas de oro y plata en la espada durante la anterior cita (París 1900), el acero del sobresaliente deportista, primer campeón olímpico de América Latina, se hizo sentir nuevamente en las pistas estadounidenses. De esa forma se convirtió en el único esgrimista en la historia de los Juegos, hasta nuestros días, que ha logrado dos medallas de oro en esa modalidad.
Fonst también consiguió la presea dorada por equipos multinacional de florete, en compañía de Manuel Dionisio Díaz y el norteamericano Albertson Van Zo Post. Todavía es el latinoamericano con mayor cantidad de galardones olímpicos.
No solo prestigió el mundo de la esgrima. También practicó con acierto otras disciplinas como el denominado boxeo francés, ciclismo y tiro.
Se mantuvo en activo durante unos 40 años, sobre todo en la primera de las disciplinas mencionadas. Basta decir que siendo aún muy joven, en el breve lapso de un año, ganó 64 medallas, 44 de ellas en tiro de pistola, y el resto en torneos de espada y carreras de bicicletas.
En 1915 es realizada la Exposición de San Francisco en California y como era habitual contempló certamen esgrimístico en las tres armas. El maestro Fonst triunfó por partida triple, en calidad de invicto, venciendo a más de 100 adversarios según reseñan los periódicos de la época. Como reconocimiento, a su regreso es proclamado tirador de esgrima amateurs «hors classe» o sea fuera de clase, por la Federación Nacional, que le concede a partir de ese momento una plaza en el equipo Cuba sin someterse a eliminatorias.
Nunca se apartó de los entrenamientos, y para los Juegos Olímpicos de 1924, de nuevo en París, se creó una gran expectación en torno a su participación. Clasificó en las primeras eliminatorias y pasó a la semifinal. Para el pase a la final (discusión de medallas) el combate fue con el inglés Charles Briscos y culminó con un desenlace inesperado… espectadores que atendían con celo las acciones del disputado asalto, aseguraron que la hoja de acero esgrimida por el capitán del equipo cubano se deslizó hacia delante y su punta tocó el cuerpo rival. Briscos en prueba de exquisita caballerosidad exclamó: ¡Tocado!, para seguidamente saludar con su arma, quitarse la careta y estrechar la mano de Fonst.
En total cosechó 64 medallas de oro, plata y bronce, 44 de ellas en Tiro con Pistola y el resto en esgrima y ciclismo. Fonst murió el 10 de septiembre de 1959 en Cuba.
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