Alexander Yurevich Borodai tiene 42 años y un posgrado en filosofía hecho en la Universidad de Moscú. Pero en los últimos días no puede tomar ninguna de las enseñanzas que cosechó para poder estar más tranquilo y tomar perspectiva del problema. Es que pesan sobre él las sospechas de que es el gran responsable de haber dirigido el ataque contra el avión de Malaysia Airlines que terminó con la vida de 298 víctimas.
Sindicado por todo el mundo como el hombre fuerte de Vladimir Putin en Ucrania, Borodai nació en rusia y es un moscovita hecho y derecho. Ni una gota de ucraniano corre por su sangre. Sin embargo, fue puesto allí para liderar a los rebeldes prorrusos que enfrentan al gobierno de Kiev con armamento proveniente fronteras afuera.
Hasta hace poco, el hombre que anunció que encontró lo que serían las cajas negras del vuelo MH17, trabajaba en un fondo de inversión en Moscú, y no imaginaba que sería el hombre que debería cargar con las explicaciones por el derribo de la aeronave. «Soy un ciudadano común de Rusia, no un empleado del gobierno» del Kremlin, dice al ser consultado.
«Mucha gente desde Rusia viene a ayudar a esta gente. Yo soy uno de ellos», insiste Borodai. Lo cierto es que este ruso que se autoproclama como Primer Ministro del Estado Separatista de Donetsk es un ultranacionalista que en los 90 formó parte del diario Zavtra, una publicación que realizaba una extendida propaganda de las ideas eslavas. Tanto su grupo como sus ideas eran catalogadas como de ultra derecha.
Borodai figura incluso en la lista de sanciones que han aplicado tanto la Unión Europea como los Estados Unidos contra él y otros jefes militares rebeldes de Ucrania.
El líder ruso instalado en Ucrania trató de defenderse de las acusaciones internacionales sobre el derribo del avión de Malaysia Airlines: «No disponemos de armas capaces de derribar un avión que vuela a 10 kilómetros de altura». Sin embargo, todo apunta a que Moscú proveyó en los últimos meses de esta tecnología a los separatistas. Los medios rusos en su conjunto repiten estas declaraciones de Borodai como un karma, aunque pocos le crean.
InfoBAE