Hoy se habla de muchísimas funciones que tiene la vitamina d, más allá de las conocidas: que participa en la formación de la masa ósea, la integridad de la piel, interviene en la formación de nuestra inmunidad y por lo tanto de la defensa de nuestro organismo. Es por ello que es tan importante en esta etapa del año.
Sabemos que esta valiosa vitamina también nos protege de los daños de los radicales libres y que promueve la longevidad. El problema es que esta vitamina no se consume como se debería. Los especialistas coinciden que la población tiene bajos niveles de esta vitamina en sangre.
Es por ello que debemos incorporarla a través de alimentos como los pescados grasos, los lácteos, yogur y quesos. Cuantos más grasos, mejor es la absorción de esta vitamina.
A elegir: Salmon, trucha, sardinas, caballa, leche, quesos, yogur entero.
Vitamina C
Ya es conocida su participación en la formación de nuestras defensas. También es un potente antioxidante. La mejor opción es consumirla de forma natural en los alimentos.
Algo sencillo de recordar es que entre más colorida sea su alimentación con vegetales y frutas frescas, mejor será el vínculo entre la Vitamina C con los bioflavonoides y los carotinoides (los cuales ayudan a la absorción de esta vitamina).
Opciones: Kiwi, pomelo, naranjas, tomates, ajíes, perejil. Tratar de consumirlos crudos para aprovechar al máximo esta vitamina. En jugos o en ensaladas.
Selenio
Otro nutriente que debemos incorporar, ya que ayuda a nuestras enzimas a depurar el organismo es el selenio.
El contenido del selenio en los alimentos vegetales depende en el nivel de nutrientes en el suelo y desafortunadamente, muchas de las áreas de cultivo alrededor del mundo sufren de falta de selenio. La mayor parte de selenio también se pierde cuando se procesan o refinan los alimentos.
Es por ello que debemos recordar incluir carnes de buena calidad, pescado y mariscos. También cereales integrales.
Fuente: EM