A la Tierra se le conoce como el Planeta Azul, lo interesante es que solo un 29% de esta agua es dulce, mientras que 71% restante corresponde a agua salada que se encuentra en mares y océanos. Es hora de conocer las consecuencias de beber este tipo de agua.
Aunque es cierto que el cuerpo humano necesita sal para vivir. Según la Organización Mundial de la Salud, hay que ingerir un máximo de 5 gramos al día, ya que tomar más puede ser perjudicial para la salud.
Cuando se trata de beber agua salada, la ingesta es de 35 gramos de sal por cada litro de agua.
Si mantenemos demasiada sal en nuestro cuerpo, las células detectan que hay más sal fuera que dentro. Así que comienza un proceso llamado ósmosis, por el que las células se encojen.
Además para expulsar el exceso de sal, el cuerpo comenzará a generar orina, lo que aumentará la deshidratación.
Para compensar la pérdida de fluido, el cuerpo aumenta la frecuencia cardíaca y constriñe los vasos sanguíneos para mantener la presión y el riego de la sangre.
También se producen náuseas y sensación de debilidad o hasta delirio. Según aumenta la deshidratación, comienza a fallar el sistema de defensa del cuerpo.
La falta de agua dulce poco a poco hace que la sangre no pueda circular correctamente, esto hace que el cerebro u otros órganos vitales comiencen a no recibir sangre.
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