La tecnología 4K que integran los televisores más novedosos consiste en una mejora de la resolución de la imagen, que cuadruplica la ofrecida por la alta definición (HD) y alcanza los 3840×2160 píxeles, por lo que también recibe el nombre de “Ultra HD”. Este prometedor formato se encuentra ya al alcance del público masivo y no solo al del geek, debido a la extraordinaria bajada de los precios de los monitores y a que cada vez más hogares han sustituido el TDT por la fibra óptica, soporte a través del cual se transmite la señal. Los expertos auguran que para 2015 se habrá implantado en todos los hogares.
La resolución 4K (bautizada así por estar próxima a los 4.000 píxeles) se alzó como protagonista indiscutible del Consumer Electronic Show de 2014; la feria de tecnología más importante del mundo. Las grandes compañías informáticas presentaron allí los primeros monitores con resolución 4K cuyo precio ronda los 500 euros, frente a los 2.000 euros que cuestan los modelos actualmente en venta. Las empresas productoras de contenidos televisivos, como es el caso de Netflix, también se han subido al carro de la hiperrealidad al empezar ya a rodar con dicha resolución, si bien la reemisión de estos a través de internet no será fácil, pues la infraestructura de las redes normalmente no dispone de las velocidades de transferencia necesarias.
Esta mejora nace como alternativa a la olvidada televisión en 3D, que no obtuvo éxito a causa del alto coste de producción de los contenidos y a la escasa ergonomía de los dispositivos de visualización. El pistoletazo de salida del 4K será el Mundial de Brasil 2014, que se rodará y transmitirá íntegramente en este formato.
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