Hace un año ya. Prueba de aquel levantamiento espontáneo y valiente que ocurrió en más de 120 poblaciones de toda Cuba se encuentra hoy en los calabozos. Hay cientos de presos políticos, algunos ya condenados a penas muy largas, además de haber sufrido torturas y vejaciones. Aparte están los que se han ido y los que continúan intentándolo. Es la terrible realidad que viven los cubanos y que resuena demasiado por estas tierras continentales.
Se pasa hambre en el socialismo, además de muchas necesidades, pero hay un anhelo que lo cubre todo y es la libertad. En julio de 2021 con una canción y escasas comunicaciones por redes sociales, además del boca a boca, la gente salió a pedir medicinas, comida, respeto a sus derechos. La mayoría hacía eso por primera vez, pero el gobierno represor acumula demasiada experiencia para acabar con las protestas. Sin embargo, les costó.
Hay que reconocer que cumplieron su cometido, con los presos y torturados se aseguran de que el miedo corra ahora libre por las calles de pueblos y ciudades y los cubanos poco se atreven a repetir la hazaña de aquellas manifestaciones multitudinarias. De los 1.400 manifestantes detenidos el año pasado, aproximadamente la mitad sigue tras las rejas y eso incluye algunos menores de edad.
Lo otro que queda es la huida, pues la situación económica cubana lo que hace es empeorar y el discurso del presidente Miguel Díaz-Canel no cambia, lo mismo que hace 60 años: todo es culpa del imperialismo y del bloqueo económico. ¿Le suena?
Cerca de 118.000 personas han sido detenidas en la frontera sur de Estados Unidos entre enero y mayo de 2022, que si se compara con las 17.400 del mismo periodo del año pasado es elocuente. Desde octubre han sido interceptados alrededor de 3.000 en el mar.
Ya son 62 años de dictadura férrea y dura, y aunque cualquiera pudiera pensar que no puede empeorar la situación, los que se atreven a hablar con reporteros extranjeros aseguran que cada vez están hundiéndose más en la miseria. Se quejan de lo que se quejan los venezolanos, la misma cosa, apagones de más de 12 horas diarias, inflación, falta de medicinas. Bien sabemos todos que no son condiciones de vida decentes para ningún ser humano.
Familias desmembradas, con integrantes fuera del país o en la cárcel. Sin medios de comunicación, viviendo en una burbuja inventada por el gobierno comunista, haciendo largas colas para comprar lo poco que pueden, con deterioro de los servicios, terribles condiciones de vida y un sistema de salud que dejó de funcionar hace mucho. Y mientras tanto, unos gobernantes gordos y felices que se siguen llenando la boca con un discurso pasado de moda. Lo que queda es mucha desesperanza.
La canción que se convirtió en himno de las protestas del año pasado ya ni se escucha, con dos de sus autores presos. Pero hay que hacerse la pregunta, ¿de qué sirve una patria sin vida?
Editorial de El Nacional