¿Te has dado cuenta que al pasar mucho tiempo con alguien, comienzas a adoptar sus manías? Se te pegan algunas palabras, frases, formas de vestir y hasta gestos. Esto no quiere decir que tengas algo malo, solo eres víctima de la contaminación conductual.
¿Por qué “se nos pegan” algunos comportamientos?
La contaminación conductual, conocida en inglés como «behavioral contagion» es una particularidad del comportamiento, producida cuando un receptor se adapta o se trasforma lentamente –generalmente de forma inconsciente-, para parecerse lo más posible al emisor. Este cambio conductual no ocurre de forma intencional.
El cerebro está diseñado para establecer las mejores relaciones sociales posibles. Garantizar la adatabilidad en un nuevo entorno, es uno de los retos más grandes del ser humano. Hacer mímicas de las acciones que vemos en las personas que están a nuestro alrededor, nos hace parecidos a ellos y abre una posibilidad de encuentro mayor.
Se puede decir, que buscamos parecernos a los que nos rodean para ser aceptados como parte de un grupo. Esta variación en la personalidad debe tener un límite, puesto que convertirse en marionetas imitadoras de conducta, producirá el efecto contrario: ¡nadie va a querer compartir con alguien que busca actuar exactamente como tú!
Comportamientos inevitablemente contagiosos
A todos nos han contagiado un bostezo, un ataque de risa y hasta un sentimiento –el miedo, por ejemplo-, la ciencia descubrió que existen al menos cinco comportamientos extremadamente contagiosos…
¡Aquí tienes la lista!
Los bostezos: Uno de los impulsos más difíciles de resistir, es bostezar al estar en presencia de alguien más que lo hace. Mientras más cercana es la relación que tenemos con la persona que bosteza, más rápido se nos contagiará. Este caso es tan poderoso, que probablemente hayas sentido ganas de bostezar al leer esto.
Tomar riesgos: Un estudio del Instituto Neurocientífico de California, indica que ver a otros cometiendo actos riesgosos de cualquier tipo de forma exitosa, nos impulsa a nosotros a querer hacer lo mismo. Esta es quizás la razón por la que hacer locuras se siente mejor en compañía.
Sonreír y fruncir el ceño: Tendemos a imitar inconscientemente las facciones de quien nos mira, como una especie de mímica. Puede ser un resultado favorable, como una sonrisa, o desfavorable con un ceño fruncido.
Mal humor en el trabajo: El humor de tus compañeros puede afectarte negativamente. La Universidad de Florida hizo un estudio en el que concluyó que aquellos que son tratados mal por sus jefes, suelen tratar mal a sus compañeros de trabajo, creando una cadena sin fin de malos tratos.
El frío: Un estudio hecho en la Escuela de Medicina Sussex en Brighton, demostró que ver personas temblando o en condiciones de frío, puede afectarnos tanto como para que nos dé la misma sensación. (Esto no ocurre con el calor).
Una contaminación conductual controlada
Pese a que hay hábitos que se contagian de forma inevitable, es importante que cada persona mantenga su esencia lo más posible y que no cambie su personalidad por la necesidad de adaptarse a un público.
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