En los años 80, el psicólogo Dan Kiley observó que algunos de sus pacientes se negaban a aceptar las responsabilidades que conlleva la edad adulta agrupando los comportamientos que éstos presentaban bajo el nombre de ‘Síndrome de Peter Pan’.
Desde ese momento, el síndrome de Peter Pan es definido como el conjunto de características que sufre una persona que no sabe o no quiere aceptar las obligaciones propias de la edad adulta, impidiendo desarrollar roles (padre, pareja, etcétera) que se esperan según su ciclo vital o circunstancias personales.
El síndrome de Peter Pan es más frecuente en varones y habitualmente se asocia a problemas para proporcionar seguridad a otra persona, ya que ellos mismos son los que necesitan sentirse protegidos por otros. Este hecho hace que se les asocie con intensos sentimientos de soledad y sensación de dependencia.
Consecuencias
El síndrome trae consigo alteraciones emocionales y conductuales. A nivel emocional son frecuentes los niveles de ansiedad elevados y de tristeza, pudiendo adoptar estos últimos la forma de depresión cuando no son tratados.
En casos más extremos y extravagantes, podrían aparecer trastornos del pensamiento como el delirio.
Señales del Síndrome de Peter Pan
Personas de 30 o 40 años que siguen comportándose como niños.
Gran necesidad de atención por parte de quienes le rodea.
Su actitud se centra en recibir, pedir y criticar y no se molesta en dar o hacer por los demás. Necesita que le den lo que pide o si no se enfada..
Vive centrado en sí mismo y en sus problemas.
Siente insatisfacción constante con lo que tiene, desea tenerlo todo pero sin que le suponga ningún esfuerzo para conseguirlo.
Considera el compromiso como un inconveniente.
No se responsabiliza de sus actos sino que pretende que los otros lo hagan por él. Además culpa a los demás por lo que no le va bien.
Se esconden detrás de excusas o mentiras para disimular su incapacidad para crecer.
Se siente muy atraído por la juventud.
Miedo a la soledad.
Causas
Como la mayoría de fenómenos psicológicos, seguramente sea debido al efecto de diversos factores, tales como rasgos de personalidad dependientes o evitativos, estilo de afrontamiento de los problemas o patrones educativos, la historia vital de la propia infancia; una infancia muy feliz y despreocupada que puede ser idealizada por la persona con SPP o por el contrario muy infeliz y sin afecto.
Fuente: Culturizando