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Putin le declara la guerra al champán francés

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Putin le declara la guerra al champán francés


 

 

El presidente Putin sostiene una copa en un acto en el Kremlin – REUTERS

 


Prohibirá su importación si no cambia su calificación a ‘vino espumoso’

 


Juan Pedro Quiñonero

 



Francia llevará la ‘guerra del champán’ a la Organización Mundial de Comercio (OMC) y la Unión Europea (UE), si Rusia insiste en prohibir sus importaciones, obligando a los productores franceses a cambiar el ‘champagne’ francés por ‘vino espumoso’, en presunto beneficio para el dudoso ‘champanskoïe’ que comenzó a producir Stalin.

 

 

Rusia solo es el décimocuarto importador mundial de champán francés, detrás del Reino Unido, los EE. UU., Alemania, Japón, Bélgica, Australia, Italia, Suiza, España, Holanda, Suecia, Canadá, los Emiratos Árabes y China. Sin embargo, los veinte millones de botellas que vendieron en Rusia los productores franceses, el año pasado, es una factura considerable.

 

 

Cuando Vladimir Putin firmó la nueva directiva rusa, imponiendo la calificación de ‘vino espumoso’ al champán francés, los productores de la Champagne pusieron el grito en el cielo. Jean-Yves Le Drian, ministro francés de Asuntos exteriores, han puntualizado la posición oficial ante la Asamblea Nacional: «Vamos a discutir la cuestión con las autoridades rusas, esperando llegar a un acuerdo. En caso contrario, llevaremos el caso ante la OMC y la UE. Más allá de la cuestión bilateral, se trata de una cuestión de principios: no es posible aceptar las violaciones de las reglas comunes de la OMC».

 

 


El champán de Stalin

 


El champán, el vino espumoso producido en la región de la Champagne desde la Edad Media, es una Denominación de Origen Controlada, aceptada por más de un centenar de países desde 1936.

 

 

Stalin creó un ‘sovetskoye shampanskoye’, destinado a «combatir el imperialismo» y «democratizar» una bebida que adoraban los zares, grandísimos clientes de los más importantes productores de la Champagne.

 

 

En un nuevo gesto, entre patriótico y populista, haciendo un guiño palmario a la tradición estalinista, en materia de bebidas de élite, Putin ha deseado «defender» y «proteger» la producción vitícola rusa, en detrimento, en este caso, de una bebida que quizá no necesite de la publicidad inducida de un mercado ruso que no tiene el glamur de los grandes mercados de las elites cosmopolitas occidentales.

 

 

El Gobierno de Macron, que defenderá los intereses nacionales donde corresponda, ha decidido tratar en un tono menor y «dialogante» una «guerra» que causa un daño evidente a los exportadores franceses. Según la prensa fianciera rusa, un 13% de los vinos espumosos importados por Rusia, anualmente, son de origen francés, donde el champán no es exactamente un ‘vino espumoso’.

 

ABC.es

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