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El Nacional tiene papel para circular un tiempo limitado. Se esmera en el cuidado de los pliegos que todavía atesora, cuida como la niña de sus ojos las bovinas del precioso material que cada vez se hacen más flacas debido a voluntad ajena. A una poderosa voluntad ajena, llamada Cadivi, de quien se espera la ejecución de una orden que se ha hecho renuente sin que existan explicaciones convincentes sobre su renuencia. De cómo ha cumplido El Nacional con los trámites para la obtención del precioso insumo se enterará el lector de seguidas, para que no queden dudas sobre la responsabilidad del problema que ahora ventila.

 

El periódico se ha tomado el cuidado de presentar con transparencia sus solicitudes ante el Ministerio del Poder Popular para la Industria Ligera y el Comercio, en cuyas oficinas se ha recibido con puntualidad la prueba de que pide la provisión de un material que no se produce en el país y que, en consecuencia, debe buscar en otras latitudes. Comprobadas las razones del periódico, el despacho ministerial las ha considerado adecuadas y ha permitido la continuación del trámite en la instancia de Cadivi. Partiendo de tal antecedente, los responsables de la Comisión de Administración de Divisas procedieron a perfeccionar el proceso a través de un visto bueno sin objeciones, que garantizaba el suministro de la cantidad exacta que pidió El Nacional para el año 2013. Los solicitantes mostraron su conformidad, por supuesto, pero esa conformidad llegó hasta el mes de mayo. Pese a que tienen licencia para recibir nuevos envíos de papel desde el extranjero, los ansiados dólares no se han materializado desde entonces. Tienen permiso para llevar a cabo una operación lícita que resulta indispensable para la publicación del periódico, pero Cadivi lleva cinco largos meses sin convertir en realidad la entrega de las divisas.

 

Los proveedores extranjeros de papel están enterados de la situación, pero no son samaritanos. Son eficaces en su trabajo y mandan materiales de calidad a los almacenes del periódico, pero no son caritativos. «Hoy no fío, mañana sí», parece que dice algún letrero en la oficina de sus gerentes. No mandan papel, por lo tanto. El Nacional no pretende que lo manden porque no busca la caridad sino el cumplimiento de acuerdos adquiridos con anterioridad y de los cuales depende el destino de un trabajo con el cual se ha comprometido desde su fundación. La pelota del compromiso está en la cancha de Cadivi.

 

Altos funcionarios del gobierno han asegurado hace poco que se entregarán las divisas para la adquisición de papel, y que ya lo están haciendo con numerosas empresas. En la lista de esas empresas no se encuentra El Nacional. El periódico se ha visto obligado a sacrificar la circulación de algunos de sus suplementos, entre ellos el Papel literario, pero el ahorro de los materiales garantiza una supervivencia limitada. Cadivi tiene la obligación de evitar un naufragio que no solo incumbe a los editores.

 

Editorial de El Nacional

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