Aunque es visto como el candidato natural del oficialismo, el rechazo a Lula va en aumento en Brasil.
Durante la reunión de la dirección nacional del Partido de los Trabajadores (PT) la semana pasada en Brasilia, el ex Presidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2011) prácticamente lanzó su candidatura al Palacio del Planalto para 2018. Pese a que la Justicia y la Policía Federal abrieron líneas de investigación en seis casos en los que está vinculado directa o indirectamente él o sus familiares, Lula fue categórico: “Nadie tiene que tener miedo, porque si hay una cosa que aprendí en la vida es a enfrentar la adversidad. Si el objetivo es truncar todas las perspectivas de futuro, van a ser tres años de muchos ataques. Y pueden estar seguros: yo voy a sobrevivir”, aseguró, desafiante.
Pese a la seguridad de Lula, el deterioro de su imagen, algo improbable hace algunos años, parece estar empezando a comprometer su ambición de ser elegido como el sucesor de Dilma Rousseff. Al menos, eso es lo que reflejan las encuestas. A fines de octubre, un sondeo de Ibope reveló que el porcentaje de quienes dicen que nunca votarían por el ex Presidente aumentó de 33% (en mayo de 2014) a 55%.
Así las cosas, no es extraño que en el seno del propio oficialismo empiecen a surgir voces que relativizan su candidatura. “Lula es uno de los nombres más competitivos que el PT puede presentar en 2018, pero no es la única opción”, declaró el ministro de la Secretaría de Gobierno, Ricardo Berzoini, en una entrevista publicada por el diario O Estado de Sao Paulo.
¿Pero el PT tiene realmente otras cartas presidenciales de cara a 2018? En opinión de Dora Kramer, columnista del diario O Estado de Sao Paulo, “Berzoini habló para no demostrar flaqueza”, ya que, a su juicio, dentro del PT “no existen opciones viables” más allá de Lula, según dice a La Tercera. Similar opinión expresa el prestigioso columnista de Folha de Sao Paulo Clóvis Rossi, quien considera que “ni en este momento ni en ninguno otro desde la fundación del PT hubo otro candidato que no fuera Lula”. Y eso parece ser precisamente lo que piensa el presidente nacional del PT, Rui Falcão. “No sé si él está dispuesto, pero nosotros lo queremos a él como candidato en 2018”, afirmó Falcão a fines de octubre.
A juicio de Lincoln Secco, autor del libro Historia del PT, la postulación de Lula dependerá de cómo esté su evaluación y la del gobierno. “Si él estuviera bien, será el candidato”, dijo el historiador en junio al diario español El País.
Pero tras los resultados de la última encuesta Ibope la tarea no parece fácil. ¿Y cómo podría vencer el creciente rechazo en el electorado? “La única alternativa que le resta a Lula: recuperar la economía. El programa en el área fiscal no está aprobado totalmente”, plantea a La Tercera Gaudencio Torquato, consultor político y académico de la U. de Sao Paulo. Y agrega que “su stock de carisma no se ha agotado por completo”. “Lula es todavía un candidato fuerte”, complementa Rossi.
Pero en el escenario de que Lula no sea el candidato del PT, Secco se muestra confiado de que el ex mandatario “va a apoyar otro nombre”. Torquato coincide con este análisis, al señalar que “el PT tiene más de un nombre”, y se inclina por Jacques Wagner, el actual jefe de gabinete de Rousseff. “Sería el nombre de Lula in pectore, en caso de que él no sea candidato”, aseguró.
Otro de los nombres que suena es el de Fernando Pimentel, gobernador de Minas Gerais. Considerado uno de los políticos más promisorios del PT, Pimentel era el “arma secreta” de Rousseff para 2018, según la prensa brasileña. Pero hoy es investigado por presuntos desvíos de dinero para financiar su campaña.
Frecuentemente citado como posible candidato del PT para 2018, el alcalde de Sao Paulo, Fernando Haddad, enfrentará una dura prueba en las municipales de 2016. “Si él fuera reelecto en 2016 se torna una alternativa”, estima Secco. Independiente de quien sea el candidato del partido, Kramer cree que el PT no tiene “ninguna posibilidad” en 2018. “El partido se gastó la última munición en las mentiras contadas en la campaña de 2014. Al electorado no le gustó”, concluyó.
Fuente: La Tercera