Protesta campesina crece en cercanías de Bogotá y gana apoyo urbano

Protesta campesina crece en cercanías de Bogotá y gana apoyo urbano

La protesta que realizan campesinos colombianos desde el 19 de agosto en reclamo de ayudas económicas derivó en disturbios cerca de Bogotá, mientras que el gobierno intenta disolver las movilizaciones a través de un diálogo con líderes de algunos sectores agrarios.

 

Este miércoles, en la localidad de La Calera (periferia noreste de Bogotá), manifestantes detuvieron cinco camiones y les pincharon los neumáticos, bloqueando el tránsito a una hora de la mañana en que numerosas personas se desplazan hacia la capital, según la Policía.

 

Agricultores también tomaron la carretera para realizar un cacerolazo, una demostración que se replica desde el lunes en varias ciudades del país, incluida Bogotá. Ese incidente se sumó a una asonada el martes en Facatativá (40 km al oeste de Bogotá), donde fueron atacadas la alcaldía y varios comercios.

 

Los disturbios llevaron a declarar el toque de queda en el municipio y terminaron con la detención de varios menores, señaló el alcalde, Orlando Buitrago.

 

En otras localidades vecinas a Bogotá, como Sibaté, Usme (sur) y Zipaquirá (norte), se han registrado bloqueos de vías y choques entre manifestantes y agentes.

 

Mientras tanto, delegados del gobierno del presidente Juan Manuel Santos dialogaban por segundo día con cultivadores de tres departamentos (Boyacá, Cundinamarca y Nariño). El secretario general de la Presidencia, Aurelio Iragorri, quien participa en las negociaciones en la ciudad andina de Tunja, reportó avances en aspectos como precios de fertilizantes y salvaguardas frente a las importaciones de cebolla.

 

Los campesinos piden ayudas económicas para paliar una «crisis estructural» que, dicen, se ha visto agravada por los altos precios de los insumos agrícolas y los tratados de libre comercio.

 

Apoyo en las ciudades

 

A medida que pasan los días, la protesta campesina ha ido ganando apoyo en las ciudades y en las redes sociales, desde las que se ha convocado a cacerolazos y otras manifestaciones bajo el hashtag #yotambienmepongolaruana, en alusión al poncho típico de los labriegos colombianos.

 

Desde el lunes en una veintena de ciudades se han presentado cacerolazos en respaldo al paro así como demostraciones en universidades.

 

En Bogotá se han cumplido ya dos de esas convocatorias, la última el martes en el sector comercial más lujoso de la ciudad, desde donde cientos de personas marcharon hacia la céntrica Plaza de Bolívar. «Esas manifestaciones urbanas buscan reivindicar una solidaridad que no deja de ser extraña, porque históricamente ha habido una indolencia frente a los problemas del campo, mucho más en un país donde la protesta social ha estado satanizada», comentó a la AFP el sociólogo Adolfo León.

 

De hecho, diversas autoridades han denunciado en los días recientes que la guerrilla comunista FARC busca infiltrar las protestas campesinas, que a su vez han despertado simpatía entre la delegación rebelde que lleva a cabo un proceso de paz en La Habana.

 

Para León, académico de la Universidad Eafit de Medellín, si bien esas protestas han sido espontáneas, no se descarta que puedan ser aprovechadas por políticos opositores a Santos para atacarlo. «En Colombia hay razones de sobra para protestar. Pero esa misma protesta que hace cinco años era considerada como ilegítima, de terroristas, hoy se volvió de buena familia», dijo.

 

«La protesta social ha sido penetrada, no por la guerrilla, sino por grupos políticos interesados en generar un clima adverso al gobierno», señaló León.

 

Protestas se mantienen a nivel nacional

 

En tanto, la obstrucción de rutas se mantiene en 13 de los 32 departamentos de Colombia, especialmente en las fronterizas Arauca y Pasto, según Eberto Díaz, vocero de la Mesa de Interlocución Agraria (MIA), que organiza la protesta. «El paro se sigue fortaleciendo ante la falta de voluntad del gobierno de sentarse con los diferentes sectores», afirmó este dirigente a la AFP, reiterando que la medida solo se levantará cuando Santos acepte un diálogo nacional.

 

Díaz manifestó que la negociación en Tunja «al parecer no va por buen camino porque el gobierno escogió a los negociadores, lo que develaría que detrás están los intereses de grandes productores».

 

El dirigente anunció que este jueves habrá marchas en las principales ciudades con el apoyo de unos 5.000 trabajadores petroleros sindicalizados y profesores del sector público. Las manifestaciones también son respaldadas por unos 50.000 transportistas de carga que piden una rebaja en los precios de los combustibles (en Colombia un galón de gasolina cuesta 4,6 dólares) y de los peajes.

 

El movimiento deja como saldo un civil y un policía muertos en medio de los bloqueos, mientras que dos personas fallecieron por falta de atención médica oportuna.

 

Otro hombre murió el lunes durante una concentración en Fusagasugá (60 km al norte de Bogotá) por causas aún no establecidas, en tanto que al menos 160 policías y dos centenares de manifestantes han resultado heridos, según ambas partes.

 

 

 

Fuente: Agencias

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