Ya cubierto el tema de salud e higiene toca el momento de divertirse. Aunque dar sexo oral siempre será un placer absoluto para ellos, la verdad es que también brinda muchas oportunidades de placer femenino.
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El acercamiento. No sientas pena, ni miedo. Si hay algo que te preocupe como la higiene, el olor o los sabores, comunícalo y toma medidas al respecto. Por ejemplo, siempre ten a la mano toallas húmedas, en las sexshops incluso puedes encontrarlas con saborizantes y desinfectantes. De esta manera puedes empezar a manipular el área y familiarizarte con el tamaño y la forma en la que cambia el pene con la excitación.
La manipulación. Muchas chavas creen que hacer sexo oral es simplemente imitar un sube y baja con la boca y que en el proceso deben ahogarse con el pene en la garganta. Nada más lejos de la verdad. La piel más sensible de todo el cuerpo se encuentra en ese tesoro que tus manos están a punto de convertir en tu presa. Así que más allá de meterlo en tu boca y chuparlo como paleta, piensa en la cantidad de terminales nerviosas que están recibiendo estímulo.
Imagina una fruta con la pulpa sin cáscara: mangos, gajos de naranjas dulces sin piel. El pene es así de delicado y puede ser así de satisfactorio. Rodea con tus labios el glande y deja que tu lengua acostumbre a esa piel a tu temperatura, acarícialo con la lengua formando pequeños círculos y lentamente ve bajando hasta donde la cavidad de tu boca se sienta cómoda.
Los movimientos complementarios. Si el pene es mucho más grande que la profundidad de tu boca, no te preocupes, no tienes por qué cubrirlo todo. Recorre con tu boca desde la base hasta la punta, bésalo y lámelo alternando los movimientos de tu boca con las caricias de tus manos y las puntas de tus dedos. Las diferentes formas de tocarlo harán que se excite más y es justo ahí donde la complicidad del sexo toma partido. Hay pocas cosas tan excitantes como ver a tu hombre tendido en una cama, rendido ante tus encantos.
Tratamiento completo. No te olvides del resto del cuerpo, una cosa es que el pene sea el protagonista y otra que no haya más casting. Los testículos son impresionantemente sensibles, acarícialos, acúnalos, masajéalos y rózalos con la punta de tus dedos. Con tu chico acostado, híncate entre sus piernas y hunde tus manos bajo sus nalgas, inclínate hacia sus genitales y abrázalo. Recorre sus muslos y torso mientras lo estimulas oralmente. La experiencia va mucho más allá de la boca.
LO QUE ELLOS PIENSAN DEL JUEGO PREVIO
Recuerda que el sexo oral es una práctica donde los amantes involucrados están más vulnerables que nunca. Así que no tengas miedo de preguntar, de decir hasta dónde y de aclarar qué te gusta y qué no.
Fuente: Veintitantos