Después de un par de prórrogas, la Comisión Nacional de Primaria cerró ayer la etapa de registro de votantes en el exterior para participar en la elección primaria de la oposición venezolana, prevista a realizarse el próximo 22 de octubre. El registro se abrió el pasado 7 de junio y en principio debió finalizar el 7 de julio pero se extendió al día 9 y luego unas horas más: hasta el mediodía de ayer, hora venezolana.
La Comisión Nacional de Primaria hizo saber que el domingo, debido al alto tráfico –siempre persiste la costumbre de dejar las cosas para última hora– la plataforma presentó fallas y por eso se amplió el lapso 12 horas más. Todos los plazos añadidos para el registro han sido bajo el principio de garantizar el ejercicio del derecho al voto, según ha justificado la Comisión.
Aun sin conocer la cifra definitiva de electores registrados en el exterior, se calcula que una cantidad cercana a 300.000 personas podrán concurrir a votar en las 81 ciudades seleccionadas en más de una treintena de países. Un par de horas antes del cierre había 215.000 venezolanos registrados y otros 130.000 aún no habían completado la fase uno del proceso que implica cargar las imágenes que permiten validar su identificación.
En las redes sociales, como no podía ser de otra manera, se habla indistintamente de fracaso y logro. Para unos, la cantidad de electores registrados es poca si se compara con los millones de venezolanos que salieron del país –particularmente, en estos 10 años del régimen madurista–; para otros, incluida la propia Comisión de Primaria, es un éxito si esa cifra de inscritos alcanzada en tan solo un mes se compara con la cantidad de electores que el Consejo Nacional Electoral –el ente oficial– ha registrado en el exterior en una década: bastante menos de la mitad. A unos les interesa votar, a otros no.
Es, en todo caso, un asunto de expectativas: la que se formula cada quien a su buen o interesado juicio y la que persiguen los organizadores de la consulta popular sobre un horizonte más realista en las circunstancias actuales de realización de la primaria opositora, con recursos limitados, un cronograma justo en los tiempos para su realización y además la «motivación» de los venezolanos en el exterior obligados a adaptarse a ambientes que desconocen. La experiencia masiva migratoria es un legado del chavomadurismo.
La Comisión Nacional de Primaria desde febrero pasado ha ido dando cumplimiento a cada una de las etapas fijadas para la votación como es, entre otras, esta del ansiado voto en el exterior, que coincide con la formalización de las 14 candidaturas que aspiran a ser el abanderado o abanderada de la oposición para unas elecciones presidenciales sin fecha en el horizonte.
La evidencia es que la primaria opositora ha movido, y mucho, el escenario político venezolano. Y el régimen de Maduro no solo ha tomado nota, sino que está dispuesto a torpedear su realización: a la negativa del apoyo del ente comicial y la inhabilitación de María Corina Machado, se suman los persistentes rumores de las últimas horas de que el Tribunal Supremo de Justicia anunciaría una decisión para impedir el proceso de la primaria.
¿Pondrá el régimen un candado definitivo a la solución democrática de la profunda crisis venezolana? ¿Está Venezuela frente a un escenario tipo Nicaragua? ¿Pretende nuevamente el régimen sacar a factores políticos que lo adversan de la ruta democrática? El régimen teme confrontarse de tú a tú en unas elecciones porque desde hace años perdió el apoyo popular. A nada teme más que al veredicto de las urnas.
Editorial de El Nacional
