La Organización no gubernamental, Crisis Group, calificó de frágil el diálogo entre el Gobierno nacional y la oposición y estimó que «habrá consecuencias graves para la estabilidad política venezolana en el corto plazo» si esos esfuerzos fracasan.
Según refleja el informe número 30 para América Latina, publicado el 21 de mayo, la «inminente crisis económica» y la violencia que ha «exacerbado una situación política tensa», requiere de una búsqueda de soluciones más rápidas y complejas. «Ni el Gobierno ni la oposición podrá resolver esta crisis el uno sin el otro», destaca el documento, que además señala que «Venezuela alcanzó un punto de inflexión en febrero, después de años de aguda polarización política».
En el informe se reseña que se deben crear las bases para un consenso político si se quiere atacar efectivamente la crisis económica y la violencia criminal.
En este aspecto, también se destaca como punto «clave» restaurar la autonomía de varios organismos del Estado, entre los que se destacan el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), el Ministerio Público (MP) y el Consejo Nacional Electoral (CNE) con nuevos representantes «genuinamente» independientes.
En sus conclusiones, la organización sin fines de lucro sostiene que el saldo de víctimas fatales de las protestas registradas en los últimos tres meses es «inaceptablemente alto» y ha hecho mella en la paz social y política del país.
International Crisis Group añade que Venezuela ahora necesita «enfrentar su pasado reciente, alcanzar un consenso sobre la forma de encarar el futuro y reafirmar su compromiso con la paz y la democracia.»
Apunta que para evitar un mayor deterioro socioeconómico, el Gobierno y la oposición deben acometer un diálogo digno de crédito, con base en la Constitución de 1999 y cuyo norte sea el restablecimiento del Estado de Derecho y la independencia de los poderes.
Si tales esfuerzos fracasan y si se propaga más la violencia, «habrá consecuencias graves para la estabilidad política venezolana en el corto plazo», subraya el documento. Esta hipotética situación provocaría una «onda expansiva» en la región, lo cual pondría en peligro a los países vecinos de Venezuela y entrañaría un gran reto para las instituciones de la región.
La comunidad internacional, en particular los países más cercanos, las potencias regionales, otros países influyentes y Naciones Unidas apuestan a la solución efectiva de la crisis venezolana, según analiza la organización.
«Es beneficioso para ellos contribuir de manera sustancial al diálogo y brindar ayuda para que se alcancen acuerdos que permitan reparar las profundas fisuras de la sociedad. Más allá de las simpatías ideológicas, sería un error grave asumir que la crisis en Venezuela puede manejarse sin apoyo externo y sin cambios internos profundos», concluye el informe.
El Universal