Hugo Chávez prometió antes de morir revisar la situación de los «presos políticos» en Venezuela y hasta llegó a hablar de reconciliación con quienes siempre llamó «políticos presos», pero su fallecimiento borró el tema del debate público para desespero de sus familiares.
Ni su heredero político, Nicolás Maduro, ni el candidato opositor Henrique Capriles han tratado el tema durante la campaña política para las elecciones del domingo, donde se elegirá al sucesor del líder socialista.
Luego de ganar en octubre un nuevo mandato que nunca asumió, Chávez se comprometió a dialogar sobre el asunto y nombró una comisión encabezada por Maduro -en ese entonces vicepresidente- para estudiar el caso de 87 exiliados y 22 detenidos, siempre bajo la premisa de que en el país no hay presos políticos.
Pero la reincidencia del cáncer y su muerte el 5 de marzo dejó el plan inconcluso.
«Chávez se murió y el tema murió con él», dijo en diálogo telefónico con Reuters Nelson Afiuni, hermano de la jueza María Lourdes Afiuni, de 48 años, detenida en diciembre del 2009.
El mismo Chávez había pedido la pena máxima de 30 años de cárcel para la jueza, luego de que ella otorgó la libertad condicional a un empresario acusado de presunta corrupción cambiaria.
Venezuela, presidida 14 años por Chávez, recibió advertencias de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por denuncias de incumplimiento de la libertad de prensa, el encarcelamiento y procesamiento de críticos del Gobierno y trabas a investigaciones de organizaciones no gubernamentales.
Todas las críticas han sido rechazadas por el Estado de la potencia petrolera, que asegura que responden a la parcialidad del organismo internacional a favor de Estados Unidos.
Venezuela vive un clima de extrema polarización política entre los seguidores de Chávez y quienes creen que su Gobierno arruinó al país.
La campaña electoral ha estado plagada de ácidos ataques personales y cada lado acusa al otro de generar odio entre los venezolanos, un caldo de cultivo para las denuncias de persecuciones políticas.
El caso de Afiuni, que guarda prisión domiciliaria por razones humanitarias hace más de un año, es uno de los más emblemáticos. A finales del 2012 denunció que una vez detenida fue golpeada reiteradamente, violada y obligada a abortar.
«La lucha continúa abogando por los presos políticos, pero el Gobierno persiste en mantener cerrada la puerta del diálogo, hasta el momento no quiere dialogar», comentó en Lima a finales de marzo el opositor Antonio Ledezma, uno de los impulsores del perdón para los detenidos.
Las negociaciones incluían casos como el de Pedro Carmona, cabeza visible del breve golpe de Estado contra Chávez en abril del 2002, y el del ex gobernador del estado petrolero del Zulia y ex candidato presidencial opositor Manuel Rosales, exiliados en Colombia y Perú, respectivamente.
Otro caso destacado es el del ex comisario Iván Simonovis, que lleva ocho años detenido junto a otros miembros de la policía acusado del asesinato de una veintena de personas durante las refriegas que se dieron durante el golpe contra Chávez.
El comisario ha insistido en ser trasladado a una clínica debido a los problemas de salud causados por sus condiciones extremas de prisión, ya que su celda era de apenas cuatro metros cuadrados y sólo había recibido 13 días de sol en los ocho años que lleva preso.
Simonovis fue recientemente reubicado en otro centro de detención, decisión judicial que su familia calificó como una «sentencia de muerte».
MEJOR NO HABLAR
Venezuela celebrará sus comicios presidenciales el 14 de abril y, según los últimos sondeos de intención de voto, Maduro aventaja a Capriles en la carrera electoral que comenzó a los pocos días del fallecimiento de Chávez.
A finales de enero, cuando todavía era vicepresidente, Maduro hizo la única referencia del tema al acusar a la oposición de ser «cómplice llamando presos políticos a quienes no son y que estuvieron incursos en los crímenes de 100 años en Venezuela».
«No puede haber impunidad sobre esos crímenes y esos criminales», añadió Maduro en esa oportunidad.
Sus colaboradores dijeron a Reuters durante la campaña que no tenían comentarios sobre el tema. En la otra vereda, Capriles tampoco ha dicho nada durante la carrera electoral.
Su última mención sobre el tema se remonta a la Navidad, cuando hizo pública una carta en la que pidió por la libertad de los «presos políticos» y el retorno de los exiliados. Después de eso, bajó el tono de su discurso.
En campaña, durante una concentración en el interior del país, el joven gobernador opositor hizo un amago al señalar que la justicia venezolana es un privilegio para unos pocos, pero no se refirió concretamente a los presos.
«Necesitamos un país donde haya justicia, donde la justicia no sea manipulada y retorcida», señaló ante la multitud que lo aclamaba.
A pesar de que el tema de los «presos políticos» salió del debate publico, los familiares de los detenidos se aferran a la posibilidad de que algo cambie en el futuro.
«Con Capriles hay una esperanza, con Maduro no», sentenció Nelson Afiuni.
Fuente: Reuters