La piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo, ¿imaginas todas las terminaciones nerviosas que hay en ella? ¡Muchísimas! Y qué mejor que descubrirlas y experimentarlas al máximo que durante la intimidad.
Cuando tenemos a nuestro chico enfrente lo primero que hacemos es besarlo, abrazarlo y comenzar a acariciarlo, sin embargo, cuando llega el momento de la penetración nos olvidamos de seguir excitando esta parte tan importane que es la piel, ya que por las posturas que adoptamos es algo más difícil mantener este contacto, así que nosotras te decimos cuáles te permitirán no dejar de extasiar a tu galán ni un solo momento, checa.
Toma nota
Libélula. Recuéstense sobre alguno de sus costados. Dale la espalda a tu pareja y flexional tu pierna izquierda colocándola encima de su cadera. Así tu chico podrá penetrarte y al mismo tiempo acariciarte con la mano que tiene libre.
Posesión. Recuéstate boca arriba, deja que tu pareja te penetre y entrelaza tus piernas a su espalda. Tendrás una sensación mucho más placentera y tus manos estarán libres para acariciar su espalda.
La silla revertida. Acuéstate y levanta tus piernas; colócalas en los hombros de tu pareja a modo que quedes como una silla recostada. Deja que tu pareja te penetre profundamente. De esta manera los dos tiene sus manos libres para acariciarte y extasiarse al máximo.
Misionero. Es el más tradicional, pero de los más placenteros, pues permite que gran parte de su cuerpo esté en contacto y en cada penetración exista un roce que provoque aún más excitación.
Fuente: VT